The article highlights that rice (a cereal) and potatoes (a tuber) have distinct nutritional profiles. Rice is higher in calories (130 kcal per 100g) than potatoes (80-90 kcal per 100g), with rice offering more carbohydrates and protein but potatoes having slightly more fiber. Potatoes excel in Vitamin C, niacin, and Vitamin B6 while rice, especially brown rice, provides more thiamine and Vitamin E.
The article notes that white rice has a higher glycemic index (GI) than potatoes, potentially leading to faster glucose spikes and subsequent hunger. Cooked and cooled potatoes, conversely, offer a lower GI and prolonged satiety. However, the authors note that satiety depends not only on GI but also on glycemic load, which considers both the speed of glucose increase and the carbohydrate quantity.
The article posits that cooled potatoes may be more favorable for weight management due to their lower calorie density and higher satiety effect. The presence of resistant starch in both foods (more so in potatoes) contributes to satiety, insulin modulation, and calorie reduction. Brown rice also demonstrates GI advantages.
The article emphasizes low-fat cooking methods (boiling, steaming, baking) to minimize added calories. Recommended portion sizes are 90-100g of cooked rice or 120-150g of cooked potatoes. Balanced meals comprising 50% low-GI vegetables, 25% lean proteins, and 25% complex carbohydrates are advised. Individual needs vary based on activity levels.
The article cautions against common mistakes such as overconsumption, ignoring serving sizes, adding excessive fats or oils, and completely eliminating these foods. Balanced integration is key; the benefits of both foods can be enjoyed with conscious portion control.
The article includes sample recipes, such as a chicken stir-fry with brown rice and vegetables, and baked potatoes with tuna and Greek yogurt, showcasing balanced meal approaches.
Cuando pensamos en un plato reconfortante, es difícil que no aparezcan en nuestra mente dos grandes protagonistas: el arroz y la papa. Sin duda, ambos se han convertido en indispensables en la mesa de miles de personas durante años, acompañando desde guisos caseros hasta creaciones más sofisticadas, gracias a su sabor inconfundible, su versatilidad y su profundo arraigo en nuestra cultura alimentaria.
Sin embargo, y pese a que forman parte de la “canasta básica” de muchas familias, al momento de cuidar el peso, elegir el acompañamiento ideal puede convertirse en un verdadero dilema. ¿Arroz o papa? Esta pregunta, que parece sencilla, ha dado pie a uno de los debates más comunes entre quienes buscan mejorar su alimentación.
La respuesta no pasa por desterrar uno y coronar al otro. Aunque suelen agruparse bajo la etiqueta de “carbohidratos”, el arroz y la papa tienen perfiles nutricionales, efectos en el cuerpo y comportamientos metabólicos distintos que pueden influir- para bien o para mal- en tu objetivo de controlar el peso. Desde las diferencias en su contenido de calorías y de fibra hasta el impacto que tienen sobre la saciedad, el apetito y la microbiota intestinal, estos alimentos esconden matices que vale la pena conocer antes de decidir cuál debe ocupar un lugar preferente en tu plato.
En primer lugar, como señaló Karen Velásquez Pérez, coordinadora de nutrición de la Clínica Ricardo Palma a Bienestar, el arroz es un cereal y la papa un tubérculo, por lo que esta diferencia básica ya implica variaciones importantes en su composición nutricional. Si bien ambos alimentos pertenecen al grupo de los carbohidratos complejos y son fuentes de energía, el arroz aporta más calorías, aproximadamente 130 kcal por 100 g, frente a las 80-90 kcal de la papa.
“El arroz contiene alrededor de 28 g de carbohidratos y 2.5 g de proteínas, mientras que la papa ofrece 20 g de carbohidratos y 1.5 g de proteínas, siendo ambas proteínas de origen vegetal y, por tanto, de bajo valor biológico. En cuanto a su contenido de grasa, la diferencia es mínima: el arroz aporta 0.2 g y la papa, 0.1 g”.
Además, la papa posee un contenido ligeramente mayor de fibra, lo que puede favorecer la digestión. En términos de densidad energética, según José Luis Guzmán Mallqui, nutricionista clínico y docente de la carrera de nutrición y dietética de la Universidad San Ignacio de Loyola, la papa proporciona un perfil más equilibrado debido a su mayor volumen de agua y fibra total.
Respecto a los micronutrientes, la papa se destaca por su riqueza en vitamina C, niacina, vitamina B6 y vitamina K. Por su parte, el arroz, especialmente en su forma integral, es una mejor fuente de tiamina (B1) y vitamina E, además de superar a la papa en contenido de hierro y magnesio. No obstante, la papa ofrece mayores cantidades de potasio- importante para la presión arterial- fósforo, selenio, yodo y zinc, añadió Isabel Ríos, nutricionista de Clínica Internacional.
El índice glucémico (IG) influye directamente en la sensación de saciedad y en el control del apetito, ya que determina la velocidad con la que los alimentos elevan los niveles de glucosa en sangre. De acuerdo con Beth Czerwony, nutricionista de Cleveland Clinic, el arroz blanco, al tener un IG más alto que la papa, puede generar picos rápidos de glucosa seguidos de caídas abruptas, lo que tiende a aumentar el hambre poco tiempo después de comer. Por el contrario, la papa, especialmente si se consume cocida y enfriada, puede tener un IG más bajo, favoreciendo una saciedad más prolongada.
No obstante, la licenciada Linda Flores, nutricionista de Sanitas Consultorios Médicos, aclaró que la sensación de saciedad y la regulación del apetito no solo depende del índice glucémico, sino también de la carga glucémica, la cual toma en cuenta tanto la velocidad con la que suben los niveles de glucosa en sangre como la cantidad de carbohidratos que aporta por porción.
“Por ejemplo, si se consume una porción moderada de papa junto con vegetales y proteínas, su carga glucémica será más baja, ayudando a mantener niveles de glucosa más estables, prolongando así la sensación de saciedad. Algo similar ocurre con el arroz integral: gracias a su mayor contenido de fibra, su carga glucémica es más controlada en comparación con el arroz blanco”, precisó.
La papa cocida y luego enfriada se perfila como el carbohidrato más favorable para el control del peso. Czerwony subrayó que, los carbohidratos con un índice glucémico más bajo, como la papa, ayudan a mantener estables los niveles de azúcar en sangre, evitando picos que dificultan el manejo del apetito.
En la misma línea, la licenciada Flores explicó que tanto el arroz como la papa, desarrollan almidón resistente mediante un proceso llamado retrogradación; sin embargo, la papa forma entre un 3 % y 5 % de almidón resistente, mientras que el arroz, dependiendo del tipo, alcanza aproximadamente un 1 % a 2 %.
“El almidón resistente actúa como fibra fermentable: prolonga la saciedad, modula la insulina y reduce la ingesta calórica espontánea. Además, funciona como prebiótico, alimentando bacterias beneficiosas del colon y mejorando la salud intestinal, la absorción de nutrientes y la quema de grasa”.
Entre las variedades de ambos carbohidratos, el nutricionista de la Universidad San Ignacio de Loyola indicó que, el arroz integral y el arroz basmati tienen un menor índice glucémico en comparación al arroz blanco, favoreciendo un control más efectivo del apetito y del peso corporal. Por su parte, las papas como la amarilla y morada contienen un aporte mayor de fibra dietética y antioxidantes como los polifenoles, que se asocian con una menor inflamación y una mejor regulación metabólica.
Por lo tanto, si el objetivo es perder peso, ambos pueden formar parte de una dieta equilibrada, pero la papa podría ofrecer ciertas ventajas por su menor densidad calórica y mayor efecto de saciedad. Además, su riqueza en potasio y vitamina C brinda beneficios cardiovasculares e inmunológicos. Aun así, la elección debe basarse también en factores como la tolerancia digestiva, preferencias personales y costumbres culturales.
Para controlar las calorías, se recomienda optar por métodos de cocción que no requieran el uso excesivo de grasas añadidas. La experta de Cleveland Clinic mencionó que, hervido, al vapor o al horno son las mejores opciones, ya que preservan los nutrientes y evitan sumar calorías vacías.
“No se recomienda consumir papa frita, especialmente si se le añade salsas o cremas, ya que esto incrementa notablemente su aporte calórico. En el caso del arroz, las versiones fritas, como en algunos platos orientales, tampoco son aconsejables.En cambio, preparaciones como el arroz a la jardinera- que incorpora verduras cocidas- o el arroz a la florentina- que incluye espinacas- son alternativas saludables, ya que aumentan el valor nutricional sin afectar negativamente el balance calórico”, advirtió Karen Velásquez.
La porción ideal de arroz o papa para una persona que busca controlar o perder peso, según José Luis Guzmán, es de 90 a 100 gramos de arroz cocido o 120 a 150 gramos de papa cocida. Estas cantidades permiten un aporte adecuado de carbohidratos sin generar picos glucémicos elevados, lo cual es esencial para mantener un balance energético negativo y favorecer la pérdida de peso.
Asimismo, es clave que el plato esté debidamente equilibrado: un 50 % de verduras de bajo índice glucémico, un 25 % de proteínas magras y un 25 % de carbohidratos complejos como el arroz o la papa, junto a una fuente de grasa saludable como el aceite de oliva o la palta.
“Es fundamental considerar que las porciones pueden variar según el nivel de actividad física. Por ejemplo, un hombre sedentario puede necesitar entre 2.5 y 4 gramos de carbohidratos por kilogramo de peso corporal al día, mientras que un hombre deportista puede requerir entre 4 y 7 gramos por kilogramo. En mujeres, la diferencia va de 2-3 gramos para sedentarias a 3-5 gramos para activas. Esto implica que una persona activa podría duplicar la porción de arroz o papa respecto a una sedentaria”, especificó la nutricionista de Sanitas Consultorios Médicos.
En cuanto a la frecuencia, Guzmán sugirió que el arroz integral o la papa cocida pueden incluirse de tres a cinco veces por semana, adaptando la frecuencia al nivel de actividad y al requerimiento calórico individual.
Pese a lo que muchos piensan, sí es posible incluir ambos alimentos en una misma comida, siempre y cuando, las porciones sean controladas adecuadamente y el contenido total de carbohidratos no exceda las necesidades energéticas. Sin embargo, alternarlos en las diferentes comidas puede facilitar un mejor control de las calorías y del índice glucémico dentro del plato. De igual manera, un enfoque flexible y variado ayuda a mejorar la adherencia a largo plazo a un estilo de vida saludable.
Uno de los errores más comunes al elegir porciones o preparaciones de arroz y papa en dietas de adelgazamiento es subestimar la cantidad que realmente se consume. Como señaló Linda Flores, estos alimentos, aunque nutritivos, muchas personas los ingieren en exceso sin medir las porciones, especialmente cuando están combinados con otros ingredientes o preparados fritos. A esto se suma lo que advirtió Isabel Ríos: es frecuente que las personas llenen el plato de arroz o papa, añadiendo mantequilla, crema o aceites en exceso, lo que incrementa notablemente el valor calórico del plato.
Otro error habitual, según Karen Velásquez, es eliminar por completo estos alimentos por miedo a engordar, debido a creencias erróneas o mitos sobre los carbohidratos. “Ningún alimento engorda por sí solo; lo importante es el tipo y la cantidad que se consume, así como el contexto de la alimentación general de la persona. De hecho, el arroz y la papa pueden formar parte de una dieta saludable y equilibrada, incluso en procesos de pérdida de peso, siempre que se respeten las porciones adecuadas y se elijan preparaciones más saludables.
Para corregir estos errores, se recomienda utilizar herramientas prácticas como el plato saludable para visualizar porciones adecuadas, preferir métodos de cocción bajos en grasa y optar por versiones integrales, como el arroz integral, que aportan más fibra y favorecen la saciedad, ayudando a mantener estables los niveles de glucosa en sangre.
La nutricionista de Clínica Internacional recomendó las siguientes recetas bajas en calorías para incorporar en un plan de pérdida o control del peso:
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