Rocío Peña, la "actriz" que exhibe su cuerpo en OnlyFans: "Es más fácil dedicarse a esto que trabajar ocho horas diarias" | España


Inna Aloy Busquets Madrid

Actualizado Lunes, 25 agosto 2025 - 00:57

Se llama Rocío Peña, lleva seis años dedicándose profesionalmente a enseñar su cuerpo en OnlyFans y a cobrar por ello, y cuenta a EL MUNDO que «lo que llama la atención» a las chicas jóvenes de esta plataforma es que «ganan mucho dinero, tienen buenos coches y viajan mucho». Se asemeja, explica esta «creadora de contenido», a «cuando los niños eran jóvenes y querían ser futbolistas o bomberos: ahora pasa algo parecido con OnlyFans». La famosa plataforma cuenta ya con más de cuatro millones de «creadores de contenido», de las que el 97% son mujeres, casi todas ellas mostrando su cuerpo. «Es más fácil dedicarse a OnlyFans que trabajar ocho horas diarias», explica.

Peña puntualiza que «no todo es como parece», porque «en realidad no es tan fácil» ganar mucho dinero con esta plataforma. Argumenta que hay riesgos que muchas mujeres no son capaces de ver: «Es una exposición de por vida que se deja en la red», cuenta. Todo permanece y puede ser difundido. Por eso considera que «es importante concienciar y tener cabeza de que, quien lo haga, va a mostrar su intimidad».

La socióloga y experta en violencia sexual Mónica Saiz ofrece una visión más crítica sobre el modus operandi de esta aplicación y muestra los peligros que se esconden al adentrarse en este nuevo oficio. La experta se hace eco de un nuevo fenómeno de prostitución 2.0, el cual consiste en el «desplazamiento a un espacio virtual donde se están creando nuevos modelos de compraventa de los cuerpos de las mujeres como algo empoderante que oculta el carácter de explotación».

Añade Saiz que «el modelo tradicional de prostitución que antes sucedía en las calles o los locales ahora ocurre en estas plataformas, y se están glamourizando».

Este cambio fue provocado durante la pandemia de Covid, explica Saiz, que cuenta que ha habido un movimiento en el que «tanto prostitutas como proxenetas se han trasladado al mundo virtual».

Este nuevo espacio facilitado y abierto para los proxenetas ha favorecido que «toda esta industria del sexo utilice las aplicaciones como nuevas formas de explotación sexual, sobre todo mujeres jóvenes». Saiz añade que normalmente estos proxenetas «hacen la captación en Instagram», donde las mujeres que les interesan «ya están visibles y expuestas las 24 horas del día los siete días de la semana».

La socióloga añade que el aumento de chicas de 18 años que eligen dedicarse a vender su cuerpo en OnlyFans y abandonar sus estudios responde a un «contexto social y económico desfavorable» y que, «si tienen que elegir entre trabajar ocho horas de manera precarizada en el caso de no tener una carrera profesional, la mejor opción es subir contenido sexual, ya que requiere menos tiempo».

El comienzo de la carrera de Rocío Peña en OnlyFans surgió gracias a sus seguidores en otras redes sociales. Cuenta que ellos la animaron «a dar el salto». Durante los primeros seis meses no mostró sus pezones, cuenta que por timidez. Luego se atrevió con el topless. Luego, explica, advirtió que era una buena forma de rentabilizar las redes sociales. En lo que se refiere a mostrar su cuerpo y su intimidad, comenta que «está normalizado» debido a que, asegura, «el paradigma de la sexualidad está cambiando muchísimo». Los jóvenes de hoy en día, dice, hablan del tema de manera abierta. Peña explica que «siempre ha identificado esta actividad como un trabajo de actriz», y no se considera una prostituta. Sostiene que ve su perfil de OnlyFans «como un trabajo más, como una empresa que hay que gestionar» y sobre la que ella misma decide.

Saiz contrapone que esta visión es fruto de lo que se ha venido a llamar «neoliberalismo sexual»: «la creencia de que la mujer tiene la libre elección sobre su capital sexual», que «se puede explotar» y que provoca «la sexualización y la cosificación de mujeres jóvenes en la sociedad, consiguiendo, de esta forma, que se interiorice el mandato de género desde bien pequeñas». Argumenta que «las mujeres han interiorizado el estar espléndidas constantemente, el hipersexualizarse y cosificarse sexualmente».

Peña lo niega taxativamente y apela a los «nuevos tiempos». Para Saiz, «identificarte como mujer prostituida no es fácil». «Muchas no pueden decir: 'Yo soy una mujer prostituida'», repite la socióloga. Añade que es normal que las jóvenes piensen: «Si estoy colgando estas fotos en Instagram, ¿por qué no voy a hacer lo mismo y encima voy a ganar dinero?».

Por otro lado, Peña explica que este auge de OnlyFans ha sucedido porque las cosas van cambiando: «Cada vez avanza todo más rápido y la gente cada vez tiene menos miedo a mostrarse realmente como quiere y como puede».

Saiz objeta que las mujeres que están en cualquier tipo de plataforma en la que se venda su imagen a cambio de dinero, por mucho que no haya un contacto físico, están «sometidas a una forma de prostitución».

Afirma que esto ha sucedido gracias a que «la cultura de la pornificación, que ha favorecido que esta aplicación, en la que la mujer es el objeto, atraiga cada vez a más jóvenes». Argumenta que este modelo de «cosificación» de la mujer como objeto sexual «se remonta a los siglos XVII y XVIII». Apartir de ahí, sostiene la socióloga, «se ha construido «el deseo masculino». «Hay demasiados prejuicios», rebate Peña.

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