Había suciedad, pátinas y costras por toda la superficie, zonas erosionadas, grietas, fisuras, faltas volumétricas. El diagnóstico recogido en el proyecto de conservación redactado por ... el Instituto del Patrimonio Cultural de España no era muy halagüeño. Tampoco crítico, pero sí que urgía una intervención para recuperar y ensalzar un monumento histórico de Valladolid emplazado, además, en uno de sus rincones con más posibilidades turísticas.
Desde el pasado octubre y hasta este mismo mes de abril, con la retirada de los andamios, se han llevado a cabo los trabajos para restaurar tanto el ático de la portada del Hospital de la Resurrección como la fuente ornamental que decoran el jardín delantero de la Casa Museo de Cervantes. La intervención, en la que se han invertido 81.070 euros, ha finalizado hace tan solo unos días y los resultados ya se pueden apreciar, tanto por los visitantes al museo como por los curiosos que se asomen al jardín desde la calle Miguel Íscar.
La cercanía con esta arteria (con una importante presión de tráfico) provocó que, durante los últimos años, se creara una importante capa de suciedad sobre estos dos elementos patrimoniales. En el caso de la portada del Hospital de la Resurrección también afectaba de forma negativa la invasión de las plantas y enredaderas que tapizan la pared lateral del jardín, lo que implicaba daños de origen biológico. Con la intervención ahora llevada a cabo, se ha rediseñado ese manto vegetal para que esté separado metro y medio de la portada, instalada en este jardín en 1917.
El ático fue trazado por Juan de la Vega en 1555 y formaba el segundo cuerpo de la portada del desaparecido hospital de la Resurrección. El hecho de que llegara aquí, a este museo dedicado a Miguel de Cervantes, se debe no solo a que el hospital se encontraba muy cerca de la casa, sino a que este centro asistencial aparece citado en 'El coloquio de los perros'. En 1890, con el derribo del hospital, la portada fue trasladada al Museo Provincial de Bellas Artes y años después, el marqués de la Vega-Inclán impulsó el proyecto para trasladar la parte superior a este jardín.
Se trata de una estructura en piedra caliza blanca con unas dimensiones aproximadas de 5,50 metros de ancho por cuatro de alto. En el interior de la hornacina, se encuentra la figura exenta de Cristo Resucitado, con corona y banderín metálicos, con manto sobre los hombros y paño de pureza. Precisamente uno de los principales problemas de conservación se hallaba en el brazo derecho de esta figura religiosa, que acusa una importante pérdida volumétrica (no reconstruida).
Junto a la eliminación de morteros en mal estado y la consolidación de la superficie, ha sido necesario también eliminar la suciedad superficial y la adherida, desalar la piedra, sellar y rellenar las grietas, fisuras y juntas, así como aplicar películas protectoras. El resultado es una intervención en la que esta portada del hospital de la Resurrección luce en un espacio en el que gana protagonismo, una vez que no se ve invadido por las enredaderas que crecían a su alrededor.
Además, las obras han permitido también restaurar la fuente circular que, con pilón, taza y surtidor, decoran este espacio de paz en el centro de Valladolid. El pilón (con un diámetro de 2,75 metros) alberga en su centro un pedestal que sostiene la taza de forma cuadrifolia, con cuatro surtidores. Encima se sitúa tal vez el elemento más valioso, un fragmento escultórico de mármol con el surtidor metálico más importante de esta fuente. En la base de esta pieza se sitúa el tema central de la decoración, formado por cuatro animales alados (probablemente harpías) con sus patas hacia adelante y sus alas y garras abiertas hacia atrás. Entre ellas se representa decoración de ramas.
En otra moldura circular se representan caras humanas con ojos y bocas horadados para albergar pequeños caños. La fuente había sufrido un «progresivo deterioro, muy acusado en el fragmento decorativo», con faltas volumétricas. Por eso, hubo que eliminar suciedad y morteros en mal estado, consolidar la estructura y, especialmente, intervenir en esa pieza decorativa de mármol. «Una vez intervenido el elemento escultórico original -contempla el proyecto de intervención- se realizará una réplica para su colocación en la fuente». Ahora, cuando se cumplen veinte años de la reapertura del museo, ambos elementos recuperan su esplendor en el jardín de acceso a la Casa de Cervantes.
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