Ukrainian forces, using surface drones equipped with AIM-9M Sidewinder missiles, reportedly downed two Russian Sukhoi Su-30 fighter jets. This is a significant development, marking the first confirmed instance of a surface drone successfully eliminating combat aircraft, potentially revolutionizing air defense tactics and impacting future warfare.
This success builds upon prior Ukrainian advancements. They previously adapted the Magura V5 drone to fire Soviet-made R-73 missiles, achieving a helicopter downing. The current success showcases the enhanced Magura V7 drone and the effectiveness of the US AIM-9M Sidewinder missiles, despite being designed for air-to-air combat.
Ukraine isn't alone in adapting air-to-air missiles for ground-based use. Serbians previously adapted R-60 and R-73 missiles, a technique further exploited by the Yemeni Houthis, who integrated R-27 and R-77 missiles. The Houthis utilized FLIR systems to aid in targeting.
The Ukrainian achievement opens up new possibilities. The next step could involve integrating these missile launchers into larger unmanned underwater vehicles. While the idea of submarine-launched anti-aircraft missiles isn't new, its implementation remains largely undeveloped.
In conclusion, Ukraine's success with surface drone-launched anti-aircraft missiles represents a significant leap in military technology and highlights the evolving nature of aerial warfare.
Hace unas semanas, Ucrania, según su servicio de inteligencia militar (GUR), habría derribado dos cazas rusos Sukhoi Su-30. De confirmarse, esta sería la primera vez que un dron de superficie es capaz de eliminar aviones de combate. Un avance que podría poner en aprietos a las fuerzas aéreas enemigas, revolucionar las tácticas de defensa de denegación de espacio aéreo y cambiar los manuales de guerra.
Desde los primeros compases del conflicto, la invasión de Rusia a Ucrania se ha caracterizado por la introducción en masa de vehículos remotamente tripulados, principalmente aéreos. A medida que fue avanzando el tiempo, se fueron incorporando drones navales de superficie, tomando como punto de inicio las veloces motos de agua.
Hace varias semanas, Kiev dio un paso más allá en las capacidades de sus drones de superficie al transformarlos desde la versión automatizada de las lanchas MTM (empleadas por la Decima Flotitiglia MAS italiana durante la Segunda Guerra Mundial) a poder disparar misiles antiaéreos.
El teniente general Budanov, responsable del servicio de inteligencia militar ucraniano (GUR), dijo en reclaraciones al digital The War Zone que la unidad de operaciones especiales del servicio, conocida como Grupo 13, derribó dos Sukhoi Su-30 de las fuerzas aeroespaciales rusas.
Para ello, las fuerzas ucranianas hicieron uso de drones de superficie Magura V7, una versión mejorada y enfocada a guerra antiaérea del conocido Magura V5. Desde estos vehículos dispararon misiles aire-aire estadounidenses AIM-9M Sidewinder. A pesar de estar pensados para ser accionados desde el aire, pueden ser empleados como sistemas antiaéreos lanzados desde superficie (SAM).
Aunque todavía es pronto para efectuar un análisis detallado de las implicaciones de este evento, sí se puede constatar que tendrá importantes implicaciones en el combate aéreo futuro y las estrategias de defensa antiaérea. Ucrania ha mostrado el camino para establecer, en los próximos meses o años, una zona anti-acceso/denegación de área (A2/AD) de manera efectiva y con menores medios a los requeridos hasta ahora. A pesar de la reserva de información, lo más probable es que el dron se haya apoyado en radares en tierra y comunicaciones satélites.
El éxito ucraniano llevaba algo más de un año de investigación y desarrollo. Tanto es así que el año pasado aparecieron imágenes del dron bautizado como FrankenSAM, un vehículo de superficie Magura V5 armado con dos misiles antiaéreos de fabricación soviética R-73 (denominación OTAN AA-11 Archer). Con esta configuración, fueron capaces de derribar, en diciembre del año pasado, un helicóptero de transporte Mil Mi-8 Hip. En este caso, se hizo uso del citado Magura V5 armado con misiles R-73, bautizados como "Sea Dragon" dado su nuevo modelo de lanzamiento.
A tenor de las citadas declaraciones en The War Zone, las fuerzas ucranianas comenzaron a instalar los misiles aire-aire AIM-9M Sidewinder en los drones. Al parecer los misiles estadounidenses dan mejor resultado que los rusos R-73, aun a pesar de carecer de capacidades de high-off-boresigh. Esto permite disparar el misil con un ángulo mayor con respecto al eje longitudinal del misil.
TE PUEDE INTERESAR Una noche cazando drones kamizake rusos en el frente de Ucrania Fermín Torrano. Frente de Donetsk (Ucrania)Cabe destacar que, aunque ninguno de los dos misiles estén pensados para ser lanzados desde tierra, el Sidewinder sí se ha empleado en lanzadores desde superficie como el MIM-72 Chaparral. También es conveniente citar al misil RIM-116 Rolling Air Frame (RAM), cuya versión inicial derivaba del Sidewinder
Sin embargo, los ucranianos no fueron los primeros en buscar una solución imaginativa a la falta de sistemas antiaéreos. Los serbios, a finales del siglo XX, adaptaron misiles soviéticos R-60 (AA-8 Aphid) y R-73 (AA-11 Archer) como misiles antiaéreos lanzados desde tierra.
Así, los hutíes yemeníes -quizás los que más han explotado esta ‘innovación’ hasta la fecha-, buscaron la manera de construir algo similar. Contaban con los mismos misiles, además de los R-27 (AA-10 Alamo) y R-77 (AA-11 Adder) que incorporaron en los 2000 cuando adquirieron el MiG-29SM.
Dado que los misiles de guía radar requerían de un radar en tierra que obtuviese la solución de tiro, descartaron la idea y se focalizaron en desarrollar una solución para los misiles de guía infrarroja. Para ello, recurrieron a los sistemas FLIR ULTRA 8500 que la propia Estados Unidos había suministrado -tres unidades- a Yemen en 2008. Esto permitía disparar el misil una vez detectado el objetivo.
Evidentemente, la solución propuesta presentaba algún inconveniente. El mayor, la pérdida de alcance al ser lanzado el misil desde el suelo. Los misiles aire-aire están pensados para ser disparados a gran velocidad y altura, lo que les confiere un aporte de energía del que carecen si son accionados desde tierra. Eso no impidió que los juzíes hayan conseguido derribar unos pocos aviones y helicópteros de la Real Fuerza Aérea Saudí.
Asimismo, es conveniente precisar que estos misiles al ser de guía infrarroja son difíciles de detectar por los aviones enemigos. Tanto el sensor FLIR como la cabeza buscadora del misil son completamente pasivos, es decir, no emiten ondas de radar que puedan ser detectadas.
Sin embargo, para poder descubrir el disparo de un misil de estas características es necesario recurrir a subsistemas de detección de lanzamiento de misiles -conocidos en inglés como Missile Launch Warning System- o de detección de aproximación de misiles -Missile Approach Warning System-.
Los primeros son ópticos, trabajan en los espectros infrarrojo y ultravioleta, y se encargan de detectar la pluma o el cuerpo del misil. Mientras que los segundos son pequeños radares que alertan del acercamiento de un interceptor. El Rafale dispone de los primeros, mientras que el Eurofighter de los segundos. Con la información recopilada por estos sensores se puede cegar la cabeza buscadora de los misiles con el sistema DIRCM.
El éxito de los ucranianos es manifiesto. Han conseguido ser los primeros en derribar un caza con misiles lanzados desde un vehículo de superficie remotamente tripulado. Quizá la próxima vuelta de tuerca sea introducir lanzadores de este tipo de misiles en vehículos submarinos no tripulados de gran tamaño, como el Orca de Boeing o el Dive XL de Anduril.
Gracias a que operan bajo el agua y sus dimensiones son reducidas en comparación con un submarino normal, podrían lanzar misiles antiaéreos desde zonas contestadas o muy cercanas al litoral. Eso sí, no gozarían de la gran velocidad de desplazamiento que ofrecen los drones de superficie.
Esta idea, lanzar misiles antiaéreos desde submarinos, no es novedosa, pero, curiosamente, no acaba de cuajar. Aparte de los productos europeos, como el IDAS alemán o el A3SM francés, Estados Unidos hizo una campaña de ensayos con la última variante del todopoderoso AIM-9X Sidewinder. No obstante, el programa desapareció de la escena pública. Aunque no hay fuentes que lo sustenten, lo más probable es que su desarrollo haya continuado como proyecto clasificado dada su idoneidad.
En España, este tipo de desarrollos es muy poco probable que ocurran. Tanto es así que opciones menos ‘atrevidas’ no se han contemplado. A día de hoy, la flota de drones de superficie de la Armada se limita prácticamente a misiones hidrográficas y/o científicas. Aunque, eso sí, se ha trabajado con prototipos empresariales tanto en las maniobras Dynamic Messenger celebradas en Portugal como en las recientes Dynamic Mariner/Flotex 2025 organizadas en el Mediterráneo. Con respecto a los drones submarinos, destaca la falta de desarrollo de un dron de grandes dimensiones que apoye la operación de la escueta clase Isaac Peral.
Ucrania ha dado un paso más allá en su guerra con drones, demostrando que es posible derribar un caza con un misil disparado desde un vehículo de superficie remotamente tripulado. ¿Cuál será el próximo paso? ¿Dispararlos desde un dron submarino?
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