Seis meses de Mazón en el alambre | Las Provincias


The article analyzes the first six months of Carlos Mazón's presidency of the Generalitat Valenciana, highlighting the political challenges he faced following the devastating floods.
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El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, y Nathan Paulin tienen algo en común con un vecino de la plaza Músico López Chavarri de Valencia, ... que entre 2003 y 2005 alquilaba una vivienda y en el buzón puso su nombre y oficio: «Funambulista. Viviendo sobre el filo de la navaja». El francés Paulin es un equilibrista con una docena de récords mundiales. Sería capaz de caminar sobre una cuerda que enlazase los tejados de Les Corts y el Palau de la Generalitat, sede de la Presidencia que ocupa Mazón desde donde, a partir de la dana, hace un ejercicio de complicada acrobacia política. Este martes, el jefe del Consell cumplirá seis meses sobre el alambre. Sin red. Bajo la atenta mirada del líder nacional del partido, Alberto Núñez Feijóo, y de la cúpula del PP que ocupa la séptima planta de Génova. En el piso de los despachos populares más nobles se observa al detalle la actividad y las palabras de Mazón desde el 29 de octubre. Unas veces para apoyarlas y otras no. Unas veces contentos y otras no. El presidente de la Generalitat pelea por guardar el equilibrio, por no caer, desde la terrible devastación provocada por la dana. En Génova oscilan desde manifestar un apoyo incondicional a condicionar su apoyo a lo que se derive de la instrucción de la jueza que investiga la gestión del Consell en la dana. Del respaldo, a las advertencias. De alabar su coherencia a desvelarle «noqueado». De la presencia a la ausencia. Todo eso en seis meses.

El drama humano de la dana es descomunal. Más de 220 valencianos fallecidos. Además, miles de ciudadanos han dejado su vida prácticamente en suspenso mientras reconstruyen sus casas. O buscan empleo tras la devastación de naves industriales y comercios.

En términos políticos, el terremoto ha sido sobresaliente. Mazón pasó en un solo dia, el 29 de octubre, de rozar mayorías absolutas a ser absolutamente señalado. El jefe del Consell ha decidido aguantar, sostenerse sobre el alambre a pesar de que, en ocasiones, da la sensación de que ni el PP le pone red ni tiene demasiadas esperanzas de que llegue al final del camino.

Las fuertes tensiones que zarandean al PP en términos nacionales, con Vox apretándole por la derecha y el Gobierno exigiéndole lealtad institucional y sentido de Estado por la izquierda, someten a Feijóo y su discurso a una prueba de fuego constante.

Los populares vigilan la actualidad demoscópica, la analizan y estudian al detalle. Feijóo se quedó al borde de la presidencia del Gobierno y no tiene margen de error en una futura convocatoria. En ese sentido, la Comunitat es clave. Por eso, toda la presión focalizada sobre Feijóo se transmite prácticamente sin filtro hacia Mazón, al que los socialistas están sometiendo a una apretura de tuercas que reservan para sus rivales predilectos, tales como el propio Feijóo o la madrileña Ayuso. El presidente de la Generalitat, además, se ha convertido en material noticiable para las televisiones nacionales, y eso implica que sus palabras son rebotadas hacia Feijóo, que en ocasiones parece dispuesto a asumir el discurso del jefe del Consell y en otras, no tanto. Tanta presión y fluctuación obliga a Mazón a mantenerse en un difícil y frágil equilibrio. Lleva así seis meses y estamos a mitad de la legislatura.

Génova se ha convertido en terreno minado para el dirigente alicantino, unas veces pisando firme y otras con la sensación de que todo puede saltar por los aires.

En medio año, la cúpula popular se ha mostrado, por orden cronológico, garante de la gestión de Mazón, expectante, vigilante, exigente, ausente y, en estos momentos, convencida de que el Consell está apretando los dientes en todo lo relacionado con la reconstrucción.

Los dirigentes nacionales han demostrado mantenerse muy al tanto de la repercusión mediática de las declaraciones públicas de Mazón, y especialmente con todo lo relacionado con la investigación que se lleva a cabo por parte del Juzgado de Instrucción 3 de Catarroja, nada complaciente con la gestión del Consell.

Mazón vio cómo a las 48 horas del desastre del 29 de octubre, en el Centro de Emergencias de L'Eliana se sucedieron las visitas de los líderes políticos nacionales. Primero, Alberto Núñez Feijóo y pocos minutos después, Pedro Sánchez. El líder nacional del PP se mostró muy contundente en su apoyo a Mazón y en sus críticas el Gobierno central. Según ha comentado posteriormente, el dirigente gallego se mostró convencido de que la Generalitat, ya que el Ejecutivo central no lo hacía, debía solicitar la Emergencia Nacional, el nivel 3, que ponía todos los recursos y competencias en manos del Estado. Feijóo subrayó que Mazón había hecho todo lo que había podido en función de la información con la que contaba esa tarde.

Sin embargo, con el paso de los días y al conocerce la ausencia de Mazón en el Cecopi y recalcarse la tardanza de la alerta enviada a la población, Feijóo paso a fase de cautela. En las vísperas de que el presidente de la Generalitat compareciera en Les Corts (15 de noviembre), el dirigente gallego aseguró estar «atento» a sus palabras, aunque se mostró convencido de que los afectados se sentirían «parcialmente reconfortados» con su comparecencia. En el parlamento valenciano, Mazón ligó su futuro a su capacidad para «liderar la reconstrucción», algo que Feijóo no ha dejado de recordar desde entonces.

En la Junta Directiva Nacional del PP del 18 de noviembre, Feijóo pidió a Mazón que siga «dando la cara» y «reconociendo errores» en contraste con Sánchez, al que reclamó que abandonase su «soberbia» y su «cálculo político» porque es «ofensivo» e «inhumano». No obstante, en aquel momento ya advirtió al presidente de la Generalitat que debía hacer «de la reconstrucción social, económica y emocional una obligación en la que ya no caben equivocaciones». Sin margen de error, pues.

Mazón y su administración apretaron el acelerador en todo lo relacionado con las ayudas a las víctimas. De hecho, en abril, la cantidad abonada por la Generalitat a las familias para paliar la pérdida de vehículos, bienes y enseres perdidos durante la dana ronda los 300 millones frente a los 110 millones pagados por el Gobierno central en los mismos conceptos. Además, la Generalitat incidió en el papel de la CHJ y al iniciarse el presente año Mazón parecía haber recuperado oxígeno. Sin embargo, su actuación personal durante la tarde del 29 de octubre no ha dejado de perseguirle. Y cuanto más explicaciones ha ofrecido, más se alimentaba un debate que no le ha beneficiado. Tampoco le ayudó en nada que Feijóo asegurase, el 13 de enero, que «Mazón ya dijo 'me he equivocado, he sido un ingenuo' por no pedir la Emergencia Nacional. Pero es que esos días estuvo noqueado. Le pasaría a cualquiera. Lo que ha ocurrido allí es desolador».

Mazón realizó en Les Corts una comparación con Gaza para resaltar que el Gobierno no era capaz de ofrecer ayuda directa a una Generalitat asfixiada por la infrafinanciación y con una reconstrucción brutal que afrontar, una comparación de la que se desmarcó Borja Sémper, el portavoz de la cúpula genovita, ausente en su mayor parte cuando el jefe del Consell dio una conferencia en el Ritz, el 24 de febrero, donde repasó las llamadas de la fatídica tarde de la dana. Dos días después confirmó que llegó al Cecopi a las 20.28 horas. El PP nacional se puso en guardia. «Todo en su momento», contestó Feijóo cuando le preguntaron por el futuro del presidente de la Generalitat, administración sobre la cual señaló, el 3 de marzo, que «no estuvo a la altura» de lo que exigía la dana en sus momentos iniciales. Fue también en ese momento cuando Génova intentó que la cumbre del Partido Popular Europeo que este martes comienza en Valencia se trasladase a Madrid por una cuestión de agenda de sus dirigentes nacionales.

Llegaron las Fallas y de Feijóo no hubo noticias durante los actos festivos... sin embargo, pasó el invierno y asomó la primavera. Mazón anunció que contaría con un presupuesto para este año gracias a reverdecer su acuerdo con Vox. Por ahora parece que la temperatura política se ha templado. Sémper considera ahora que Mazón está «enfrascado en la recuperación», Cuca Gamarra aseguró en Castellón que el jefe del Consell cuenta «con todo el apoyo del PP», y Feijóo alaba su «coherencia» y «valentía». Mientras, Mazón continúa caminando sobre el alambre.

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