Señores de Junts, sean bienvenidos a la extrema derecha. La cortesía es de Sílvia Orriols, líder de la islamófoba Aliança Catalana (AC), y fue pronunciada ayer en el Parlamento catalán. El pleno acababa de posicionarse en contra de una moción de la propia AC que pretendía impulsar la prohibición del velo islámico en Cataluña. Junts no quiso subirse al carro de la moción, pero había citado con premura a la prensa el día anterior para explicar que el partido había fijado posición sobre esta cuestión: los junteros están a favor de vetar el burka y el nicab en el espacio público y prohibir el velo islámico en las escuelas e institutos.

Tras la moción y el rifirrafe dialéctico están las encuestas que pronostican un fuerte ascenso de la ultraderecha independentista en detrimento de Junts. La última del Centro de Estudios de Opinión (CEO, el CIS de la Generalitat) que proyecta para AC hasta 10 diputados (ahora tiene 2) ganados en su totalidad a Junts, que podría perder 8 actas (de 35 a 28). Junts se ha dado la vuelta como un calcetín en la cuestión inmigratoria. La demoscopia impone sus reglas y dicta virajes.

La exigencia al PSOE de la cesión de las competencias de gestión de la inmigración (el redactado de la ley sigue negociándose a pesar del acuerdo anunciado a principios de marzo), la política restrictiva de los alcaldes junteros con el empadronamiento de inmigrantes, el discurso sobre la necesaria integración de los recién llegados a través de la lengua o las diferentes iniciativas para hacer frente al fenómeno delictivo de la multirreincidencia conformaban hasta ahora el cambio de rumbo juntero sobre esta materia. Ahora le ha llegado el turno a la escuela con el posicionamiento (no trasladado todavía a iniciativas legislativas ni en el Congreso ni el Parlamento) sobre la prohibición del velo en los centros educativos y al espacio público con el veto del burka y el nicab.

Una primera consecuencia de esta nueva vuelta de tuerca sobre la vestimenta de simbología religiosa es de alcance nacional. Dado que la ley que ha de permitir la cesión de las competencias de gestión en inmigración a Cataluña todavía está cocinándose, hay que contemplar la posibilidad de que engrose el argumentario de Podemos contrario al trasvase competencial por considerar que lo que los junteros desean es que en Cataluña se restrinjan los derechos de los inmigrantes con la excusa de un nacionalismo excluyente. En clave únicamente catalana se confirma la capacidad de Aliança Catalana de imponer su agenda monotema con sólo dos diputados y una alcaldía en un pueblo de 11.000 habitantes. Sólo que el partido ultraderechista está irrumpiendo con fuerza en toda la geografía de la comunidad autónoma a través de la creación de agrupaciones locales que anticipan un crecimiento tan fuerte como inevitable en las próximas elecciones municipales.

Los análisis mayoritarios en una Cataluña de matriz históricamente progresista sobre esta cuestión tienden a calificar de error el endurecimiento juntero sobre esta cuestión. Los argumentos más recurrentes para afearles sus planteamientos es que el nuevo marco mental de los de Puigdemont da alas a la ultraderecha, en la medida que acepta las reglas de juego que esta propone. Esto, se añade, blanquea y naturaliza a la ultraderecha. Y, además, acabará perjudicando a Junts, puesto que siempre resultarán más atractivas y sinceras las propuestas originales que las imitaciones tácticas y oportunistas.

Es este un análisis que se fundamenta en el ya popular aforismo de que "entre el original y la copia, el votante siempre elegirá el original". Pero hay que añadir que esto no siempre es así. No al menos en la cuestión referida a la inmigración, cuestión en la que un análisis tan plano no resiste la prueba del algodón. Una cosa es que como ha sucedido en España, la consolidación de Vox haya retrasado el retorno del PP al Gobierno, pero esta es una cuestión coyuntural. En realidad, lo que enseñan los mapas electorales de mayor concreción (el color con el que se pintan los parlamentos) es que las derechas convencionales resisten mejor que las izquierdas aceptando el reto de reconfigurar su posicionamiento ante el fenómeno migratorio. Quizás no en el primer embate, pero sí en el medio y largo plazo.

En realidad, Junts no tiene alternativa. Las sociedades no escapan a la ciclotimia. Y la Cataluña nacionalista pasó de la euforia de la independencia que creyó posible al miedo a la desaparición a través de la substitución cultural a causa de la inmigración masiva. Los debates sobre lengua e integración que han tomado el relevo al de la construcción de un estado responden a esa pulsión. Ese es el ánimo social que Junts intuye que seguirá creciendo de manera exponencial y que explica posicionamientos como el de la prohibición de prendas religiosas en los centros educativos. Contra el análisis mayoritario referido, el sónar de profundidad detecta movimientos sistémicos entorno a la cuestión migratoria en el voto independentista. Las encuestas no favorecen ahora a Junts, pero auguramos serios problemas a la izquierda independentista (ERC y CUP) para cuando arribe el momento por esta misma cuestión. Tiempo al tiempo.

Señores de Junts, sean bienvenidos a la extrema derecha. La cortesía es de Sílvia Orriols, líder de la islamófoba Aliança Catalana (AC), y fue pronunciada ayer en el Parlamento catalán. El pleno acababa de posicionarse en contra de una moción de la propia AC que pretendía impulsar la prohibición del velo islámico en Cataluña. Junts no quiso subirse al carro de la moción, pero había citado con premura a la prensa el día anterior para explicar que el partido había fijado posición sobre esta cuestión: los junteros están a favor de vetar el burka y el nicab en el espacio público y prohibir el velo islámico en las escuelas e institutos.