¿Hay vida sexual después de los 60? Mireia Grossmann lo tiene claro, y trabaja activamente para que mujeres y hombres de cualquier edad conozcan sus cuerpos y puedan desmontar los patrones históricamente impuestos para reconectar con su placer. Ella misma empezó a ser consciente de esa estructura opresiva más tarde que pronto. “Tuve la suerte de estudiar la carrera de Fisioterapia a los 40 años, lo que te da otra perspectiva”, explica, y tras cursar una asignatura optativa sobre salud de la mujer, se le abrió todo un mundo.
Fisioterapeuta especializada en suelo pélvico, osteópata y divulgadora, y con más de 150.000 seguidores en sus redes sociales, uno de sus objetivos es romper el silencio que hay alrededor de la sexualidad y el placer, sobre todo a partir de la etapa adulta. También el de poner el foco en la salud sexual y hormonal femenina, de la que habla en sus dos libros publicados: El suelo pélvico al descubierto (RBA, 2020) y Menopausa. No hi ha regles (Ara Llibres, 2024). “Cuando las personas llegan a consulta o asisten a los talleres, empiezan a hablar mucho de las incontinencias, pero detrás normalmente siempre hay un problema sexual”, explica. De hecho, Grossmann reconoce que, antes de especializarse, quedó impresionada con el gran desconocimiento que había alrededor del deseo y el cuerpo.
Lee también¿Qué fue lo que le impactó tanto?
El primer impacto fue que, a pesar de venir del mundo del cuerpo, me di cuenta de que no sabía nada. El segundo, que era consciente que no sabía nada, me di cuenta del silencio que hay en este mundo y pensé que había que contarlo. Empecé a dar charlas sobre suelo pélvico cuando aún no era especialista, porque me parecía importantísimo hacerlo, y cuando me metí en ello, me enamoró. Me enamoraron sus silencios. Cuando te adentras en el tema del suelo pélvico, la gente suele hablar de incontinencia, pero si rascas un poco, siempre hay un problema sexual al lado. Y si en la incontinencia hay silencios, en el mundo sexual hay un silencio absoluto.
Ahora se escucha mucho hablar del suelo pélvico, pensaba que quizás ya estaba algo más normalizado.
Todavía hay muchísimos tabúes y mucho desuso. Tenemos un tema con la vagina. Nuestra cultura entiende el mundo sexual en la vagina, pero la naturaleza no lo ve así, porque la vagina es el canal de parto y pertenece al sistema reproductor. Y cuando las mujeres dejan de poder reproducirse, la naturaleza recoge todo lo relacionado con la reproducción para ahorrar energía, y en ese lote incluye la vagina. Pero hoy en día tenemos tecnología, conocimientos y la posibilidad de mantener la vagina viva. Sin ninguna duda.
En el mundo del suelo pélvico la gente suele hablar de incontinencia, pero normalmente siempre hay un problema sexual Mireia GrossmannFisioterapeuta de suelo pélvico
Pero también hay mujeres que dicen que después de la menopausia tienen menos ganas de mantener relaciones sexuales. ¿Es más una resistencia física o mental?
Claro, piensa que tenemos la menopausia y la posmenopausia. Tenemos una vagina con problemas hormonales que no está para fiestas. Y tenemos hombres a los que les sale la Viagra por las orejas, porque sus erecciones ya no son lo que eran. Como la sexualidad históricamente ha girado en torno a la vagina y la penetración, si no acompañamos a la gente más allá del coito, cuando cae la penetración, cae todo. Por eso encontramos a muchas parejas que se han convertido en amigos o compañeros de piso.
¿Se encuentra con eso a menudo, a partir de los 60, que no saben salir de esa estructura sexual?
Sí, sí, y es generalizado. Llega una pareja a consulta, ves que se quieren, que él es sensible, y te dice que le hace daño a su mujer, pero que no sabe qué hacer. Y eso hay que acompañarlo con una sexualidad más allá del agujero. La gente ya no se toca, no se abraza, no se huele ni se pellizca el culo, y las parejas se convierten en compañeros de piso. Y pasa a todas las edades, pero es mucho más frecuente en personas mayores, que entran en un ritmo de convivencia pacífica.
Lee también Marta Conde¿Cómo puede la gente mayor empezar a desmontar ese mapa mental, después de tantos años entendiendo el sexo de una única manera?
Uno de los problemas que tenemos es que hay palabras que tienen carga. Por ejemplo, para las mujeres la palabra “masturbación” tiene una carga negativa: ya sabemos que es fisiológica, que es saludable y no se nos van a torcer las manos, pero al oírla, una parte de ti da un respingo, porque es una palabra manchada y marcada. Aunque sepamos que es algo muy sano, llevamos demasiados años con ese peso. Y yo siempre les digo que cambien de palabra. De golpe no podemos vaciar una palabra de contenido, y pasa lo mismo con el sexo. Cuando piensas en sexo, si lleva implícito el “sota, caballo y rey”, lo eliminas y te resulta imposible pensar en otro concepto. Hay que cambiarlo.
¿Y cómo le llamamos?
En vez de sexo, por ejemplo, se le puede llamar experiencia erótica. No tiene forma y no sabes ni qué pasará. Por eso el mundo sexual es tan difícil de cambiar, porque la sexualidad tradicional y ancestralmente ha sido reproductiva, por tanto, vaginal y coital.
La gente ya no se toca, no se abraza, no se huele, y las parejas mayores se convierten en compañeros de piso Mireia GrossmannFisioterapeuta de suelo pélvico
Entiendo que la pornografía y los tópicos también han hecho mucho daño al comprender la sexualidad de otra manera.
Claro, todos los tópicos sexuales están pensados para normalizar mentiras, como que las parejas tienen orgasmos simultáneos cuando se quieren de verdad. Eso, fisiológicamente, no es real. O que el sexo sin penetración no es sexo. Todos esos tópicos están creados para reforzar la penetración como único modelo. Cuando viene una mujer con dolor porque le duele tener relaciones, la propuesta que les hago siempre es: cerrado por reformas. La vagina no se visita, por contrato. Entonces me preguntan: ¿no podemos practicar sexo? Y pueden hacer de todo, menos entrar en la vagina. Y te das cuenta de que a la gente le cuesta.
¿Ha notado un aumento de interés en los últimos años, con más mujeres mayores interesadas en romper estos muros?
Sí, porque antes la mujer tiraba la toalla y daba un paso al lado, y ahora ya lo pone sobre la mesa. Las mujeres ahora quieren placer en su vida, porque ya sabemos que el placer es lícito, y no quieren depender de que haya otra persona. Ahora tengo personas mayores que han aprendido a darse placer, a dormir sin ropa interior y reconectar con su cuerpo.
Lee tambiénLas mujeres ahora quieren placer en su vida, porque ya sabemos que es lícito Mireia GrossmannFisioterapeuta de suelo pélvico
¿Cuál suele ser el principal motivo de consulta de una mujer mayor de 60?
Normalmente, lo que está sobre la mesa son las incontinencias y los prolapsos, que es la caída de órganos. El mundo sexual no les importa porque llevan muchos años con el cartel de “cerrado por reformas” sin saberlo, y han hecho un cierre total. Cuando empiezas a poner orden en esa zona y los cerebros empiezan a conectar, podemos empezar a despertar cosas, porque la conexión mental es crucial. Piensa que el mundo sexual depende de la libido, las ganas de tener ganas. Mientras estamos en momentos fértiles, tenemos picos de libido naturales, y fuera de esos, si no nos la subimos nosotras, ya no subirá más. Y si llevamos tiempo siendo compañeros de piso con la pareja, las libidos están por los suelos.
Vale, ¿y cómo se remonta?
La recomendación que siempre hago es la lectura. No hay nada más excitante que la imaginación: libros de contenido erótico, novelas románticas o cualquier lectura que encienda el calor del bajo vientre. Tienen funciones muy claras y buenas, y hace que las mujeres se despierten, porque si partes de cero es como tocar madera. Y donde se encienda la luz, que investiguen.
Mucha gente no cree que la fisioterapia pueda solucionar un conflicto sexual, pero es quien debe dar la primera respuesta Mireia GrossmannFisioterapeuta de suelo pélvico
¿Se puede saber si esa falta de deseo es hormonal o por desconocimiento del propio cuerpo?
El problema es que la falta de deseo no tiene una causa única. Hormonalmente, al dejar de ser fértiles, la naturaleza ya no te envía esos picos de libido. Si te cuesta un esfuerzo bestial conectarte, es muy difícil distinguir si no tienes libido o si tampoco tienes el engranaje, y te da mucha pereza reencontrarte con el placer. Y también hay que entender que el placer forma parte de la vida y no tiene nada que ver con el mundo de la pareja. Es un error plantearlo como una actividad de dos, tres o media docena. En este caso, también recomiendo los orgasmos terapéuticos.
Explíqueme eso.
Como estructura muscular, la única manera que tiene la vagina de contraerse es con los orgasmos. La vagina es un tubo muscular, pero es una musculatura automática y lisa, no se puede contraer voluntariamente, necesita un tipo de estímulo. Es el mismo tipo de músculo que el estómago o los intestinos. Y tenemos que saber que todos los músculos han nacido para contraerse, cualquiera que no lo haga, se atrofiará. Por eso hablamos de orgasmos terapéuticos, porque estás haciendo gimnasia vaginal con los orgasmos. Y para eso no necesitas a nadie.
Lee también¿Qué directrices recomienda?
Lo primero es entender que no es pecado. Las mujeres de la generación que ahora tiene 60 y 70 años recibían el mensaje de que se quedarían ciegas si se tocaban. Aunque se puedan superar, esos mensajes están en la sangre, grabados a fuego, porque los recibieron cuando eran niñas y con una carga emocional muy fuerte. Estas mujeres se sienten superculpables y algunas se sienten mal solo por mirarse los genitales con un espejo. Lo más importante es que no se sientan culpables por hacer eso; el placer es fisiológico y forma parte del cuerpo humano.
¿De qué manera puede ayudar la fisioterapia de suelo pélvico a recuperar o mejorar el placer sexual?
El sexo y el placer están ligados al cuerpo, y si el cuerpo no está fino, es muy complicado, porque la mente debe autorizar y el cuerpo debe recibir. A veces la mente autoriza, pero el cuerpo no puede porque tiene dolor, y eso da pie a un conflicto sexual. La gente no contempla la fisioterapia del suelo pélvico como una posibilidad de ayuda en el mundo sexual, pero es que el sexo se hace con el cuerpo. Y de eso se encarga la fisiosexología. Hay bastante desconocimiento, porque la gente asocia la fisioterapia con masajes y no cree que pueda solucionar un conflicto sexual, pero es quien debe dar la primera respuesta.
Cuando una persona de 70 años se reconecta con su sexualidad es un motivo de orgullo importantísimo Mireia GrossmannFisioterapeuta de suelo pélvico
Cuando hay mujeres mayores de 60 que han conseguido esa plenitud fuera de la norma, ¿qué puede ofrecer esta nueva etapa?
Es que yo creo que no es diferente de otra. Para mí, cuando una persona se reconecta con su sexualidad, no importa la edad. También es cierto que si una persona de 70 se reconecta con su sexualidad es un motivo de orgullo importantísimo, porque es algo muy poco frecuente. Y es un logro muy importante, porque si lo consigues, quiere decir que te has priorizado y que te quieres, o que estás en camino de quererte. Puede que suene muy cursi, pero si una persona no tiene una buena relación consigo misma, tampoco tendrá placer consigo misma. Disfrutar de una buena sexualidad mejora la calidad de vida y la longevidad.
¿Está comprobado?
Piensa que el placer genera enormes cantidades de óxido nítrico, que es un vasodilatador que ayuda a la circulación sanguínea y al funcionamiento del cuerpo. Esa es la maravilla de la naturaleza: que nos ha puesto el placer al alcance. Pero como tenemos una cultura reproductiva, la idea cae. Y por eso, cuando una mujer empieza a darse placer y no se siente culpable por hacerlo, se siente muy orgullosa, porque sabe el peso que se ha quitado de encima.
Lee también Marta CondeEs muy activa en las redes, supongo que ha ayudado a mucha gente a concienciarse sobre todo esto.
Es una de las luces de las redes sociales, que la información llegue a la gente. Poder hablar de ello abiertamente es maravilloso, pero también hay muchos perfiles diciendo tonterías, y hay que ir con cuidado. Yo invitaría a la gente a que, antes de mirar el número de seguidores, mire la profesión y la formación de cada persona. En mi caso, empecé a hacer vídeos en la pandemia para mi gente, con secuencias de ejercicios simples para todas las edades, y se fueron haciendo populares. Lo hago con mucho sentido del humor, porque el mundo del bajo vientre y el sexual es un mundo de abuso y de miedos, y por eso utilizo el sentido del humor, con mucha conciencia, porque ayuda a la gente a mirar de frente su dolor.
También hace muchos talleres. ¿Qué se encuentra?
Son abiertos a todas las edades, pero el rango que predomina es entre 50 y 60, supongo que por afinidad. Yo tengo 58 y no llevo una vida estándar, y supongo que está bien ver a una mujer de 60 años haciendo lo que le da la gana. Hace cuatro años me fui de Barcelona y de mi entorno social para irme a vivir a la montaña, hice un cambio absoluto, porque me di cuenta de que estaba haciendo talleres con el mensaje de “mujer, sigue tu sueño” y a base de repetirlo me pregunté cuál era el mío. Y ahora soy mucho más feliz que antes.
Disfrutar de una buena sexualidad mejora la calidad de vida y la longevidad Mireia GrossmannFisioterapeuta de suelo pélvico
Y ahora que usted también ha predicado con el ejemplo, ¿qué consejo daría a cualquier mujer que se esté planteando dar un paso adelante en su vida?
Yo apelo a que no perdamos nunca de vista que tenemos mucha fuerza. Lo que pasa es que la estructura nos hace bajar la cabeza, y no. Tenemos la capacidad de hacer lo que queramos. Yo hice el cambio de vida pensando que, si me equivocaba, la vida ya me lo diría claro y me cerraría la puerta en las narices. Pero tenía que intentarlo. Da mucho miedo, pero es nuestra vida.
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