– ¿En qué ha consistido el trabajo documental elaborado?

– Se han recopilado partes de distintos proyectos. Comencé a documentar cuando se estaba construyendo la ermita. Es un proyecto que tengo inacabado realmente. Empecé a grabar cuando trajeron las piedras, antes de que se pusiera la primera. Hice una serie de entrevistas que parte de ellas sí que aparecen en la pieza audiovisual que se ha podido ver en la parroquia con motivo del aniversario. También una parte de un documental elaborado por Peio Gutiérrez. Y luego, para mí, una de las partes de ese audiovisual más importantes es la conseguida por Jon Odriozola: el documento de la procesión de 1954, de la Filmoteca Vasca.

– ¿Cómo surgió la idea de hacerlo?

– El artífice es José Luis Aperribai. Al haber estado documentando el proyecto de la ermita, él me comentó que con motivo del 70 aniversario quería hacer algo especial. La idea original era hacer algo más histórico a través de un vídeo, pero al final ha derivado en otra cosa.

– Háblenos de su contenido...

– Pinceladas de cierto material que está vinculado a la Virgen de Zikuñaga. Lo más interesante es el vídeo conseguido de la Filmoteca Vasca que dura algo menos de dos minutos, que ya nos llegó editado. Hasta ahora al buscar material gráfico de la ermita siempre aparecían las mismas fotos.

– Este trabajo le ha permitido conocer aspectos de Hernani que desconocía.

– Sin duda. A través de Xabier Arraztio supe que se iba a hacer la ermita de Zikuñaga y yo, la verdad, no tenía ni idea de que había existido en el pasado ese recinto religioso. Se derribó en el 87 y todo es nuevo para mí. La historia, además, tiene los ingredientes esenciales de una buena historia. Hay misterio, el robo ded la figura de la Virgen, ideas de conspiración sobre el mismo... Más allá de la parte histórica está también la de cotilleo que hace esta historia atractiva e interesante.

– Vamos, que tiene un punto de guión de una serie de Netflix.

– Sí, totalmente. Cuando decía que estaba haciendo un documental sobre la ermita de Zikuñaga sonaba raro en una persona no vinculada al mundo de la iglesia, pero luego escarbas un poco y la historia es brutal. La gente cuando habla de ello se enciende todavía y fíjate si han pasado años.

– Ha realizado entrevistas. ¿Quiénes han participado?

–Mi idea era construir un relato y explicar la historia de lo que había pasado. Contar por qué se construye ahora la ermita y de dónde viene. Por ello busqué a gente vinculada a ese proyecto. Así, hice una entrevista a tres con el párroco José Luis Aperribai, el que fuera alcalde Juanjo Uria y un ex trabajador de la papelera, Juan Miguel Molina, que tenía un puesto con poder de decisión. También a la persona que hizo la primera réplica de la figura de la Virgen, Sindy Santiago. De la misma manera, se suma un joven que hizo un máster sobre la memoria histórica vinculado a la ermita. En el estudio se incluye al que hizo el exvoto, Jesús Mari Perona. Hay material que habrá que ver si tiene cabida en la pieza final que haga o no. No todo ha entrado en la pieza documental elaborada ahora por el aniversario. Por lo tanto, es un relato coral de gente que tiene algo que decir.

– ¿Cuál ha sido su trayectoria?

– Estudié Periodismo en Leioa y como me interesaba el tema documental, fotoperiodismo, me fui a Barcelona a estudiar fotografía. Estuve trabajando en prensa 17 años en Cataluña. Pero siempre tuve idea de ahorrar para poder viajar y hacer proyectos de larga duración, consiguiendo también algunas becas.

– Eso le llevó a Camboya.

– Varias veces. Hice un proyecto sobre los niños de la calle. Primero en fotografía y volví a los diez años e hice un documental en vídeo. Estuve también en Mongolia, centrado en el tema de los vagabundo alcohólicos. Todos han sido temas sociales, por inquietud personal. También es cierto que es lo más accesible. ¿Cómo accedes a la clase alta?. A los otros te los encuentras en la calle. También igual por eso es lo que te llama la atención. Además, mis propias raíces me hace ponerme del lado de los que más necesitan.

– ¿Quería lanzar un mensaje tocando este tipo de temas?

– Sí, pero a veces son circunstancias. Acabé los estudios y con mi pareja de entonces lo que quería era viajar con la cámara. Entramos en contacto en el lugar de destino con una ong y ellos me ofrecieron el documentar sus proyectos. El objetivo era dar a conocer la situación en la que vivían muchos niños en la capital de Camboya para que aumentara la sensibilización al respecto. Luego un proyecto a veces te lleva a otro. El objetivo es dar a conocer algo que se desconoce o que si se conoce está lleno de tópicos. Ponerles cara. Hacerlo más humano y el ideal es que cambie la situación a mejor para esas personas.

– Una imagen vale más que mil palabras.

– Así es.

– ¿Algún proyecto le ha marcado especialmente?

– El de Camboya, igual porque fue el primero. Es cierto que la manera de trabajar ha cambiad. Estamos hablando de hace casi dos décadas y entonces las fotos se hacían sin usar cámara digital. Un trabajar sin ver el resultado en el momento, sino tener que esperar a volver para revelarlo cuando estás en casa. Todo el proceso se coció a fuego lento. El haber regresado a los diez años para buscar a los chavales que había fotografiado, que ya eran jóvenes, es como cerrar el círculo. También he estado en Oriente Medio con refugiados sirios, pero sí es verdad que ya era un trabajo mucho más direccionado, con una gran corporación detrás. Distinto.

– Se siente más fotógrafo que periodista...

– Realmente fotoperiodista o más bien documentalista. El periodismo está más vinculado a temas de actualidad y mi labor está más centrada en otro aspecto, por lo tanto fotógrafo pero documental.

– ¿Y ahora qué hace?

– En estos momentos sólo hago vídeo, por exigencias del mercado. Trabajo básicamente con ongs, labores corporativos. A veces monto material que me viene de terreno o hago entrevistas. Con oenegés que tienen su origen en África, en Guinea o Senegal.

– O sea que ya no viaja tanto.

– Ahora nada, mi situación ha cambiado. El último fue a Senegal pero solo de ocho días. Este año hay una opción de volver pero trabajas para una oenegé, no es un proyecto personal. Ya vas con todo muy ajustado donde te dicen lo que tienes que hacer.

– ...

– También trabajo repartiendo pan. Es lo que me da el sustento para pagar la hipoteca, realmente me da tranquilidad. Compagino los dos trabajos.

– Pero sigue en la brecha.

– Sí, me sigo formando y la verdad es que lo que te mueve y te motiva es contar historias.

– ¿Pero cuándo pasó de la fotografía al audiovisual?

– Hubo una revolución cuando los fotógrafos comenzamos a grabar vídeo que, todo sea dicho, no teníamos muchas idea. Pero empezaron a verse cosas interesantes. Comencé entonces y lo que grabé en Camboya fue lo primero que hice en vídeo. Luego ya no he trabajado más en proyectos personales. He realizado todo sobre encargo. Hoy en día todo lo que se te pide es vídeo, sobre todo desde la llegada de las redes sociales. La mejor manera de difundir con las plataformas es el vídeo. La foto se ha quedado más para exposiciones o dossieres de prensa.