The article details the sudden removal of Ángel Simón as CEO of Criteria Caixa and the appointment of Francisco Reynés as executive vice president. This move, while seemingly a simple succession, carries significant implications for the company's future direction.
Several theories surround the decision. It's suggested that Simón's actions, particularly his involvement in increasing Criteria Caixa's stake in Telefónica and the Celsa deal, contradicted the more cautious approach favored by Isidro Fainé, the chairman. These actions led to concerns about the company's public image and alignment with the Spanish government.
The article implies that these actions, perceived as hasty and politically charged, directly contributed to Simón's dismissal.
Reynés's appointment is viewed as a reward for loyalty and a move to solidify Fainé's influence. The article also mentions the appointment of Josep Maria Coronas to a position within the Fundación 'la Caixa', which is speculated to be a strategic move related to succession planning. Further, the shakeup is expected to trigger defensive measures within companies where Criteria Caixa holds stakes, as various entities anticipate potential political instability and seek to protect their interests.
El pasado lunes, 28 de abril, mientras España se fundía en negro se cuajaba en la más absoluta discreción una de las operaciones de mayor calado para la geopolítica nacional. La destitución fulminante de Ángel Simón como consejero delegado de Criteria Caixa y el ... consiguiente nombramiento de Francisco Reynés en su lugar con los galones de vicepresidente ejecutivo tiene mucha más miga de lo que aparenta, siendo ya tremendamente mollar el movimiento en una primera lectura.
El ascenso de Reynés –el también actual presidente de Naturgy, con 62 años de edad– es el premio a la lealtad, a leer entre líneas, a hablar poco y a hacer mucho. Reynés, además, ya sucedió a Fainé en una ocasión, y no hace tanto, en 2018, cuando el ahora presidente de la Fundación abandonó la presidencia de la todavía Gas Natural para centrarse en La Caixa y él asumió el máximo cargo en la gasista, donde ejerció una presidencia ejecutiva y luego cambió el nombre a Naturgy. El movimiento, para el 'jefe' ha salido bien.
Ahora bien, variadas son las teorías desplegadas en torno a lo ocurrido; unas políticas, otras empresariales y el resto mediopensionistas. Lo cierto es que hay de todo un poco en el terremoto que ha sacudido al holding de Caixa cuando no pocos daban por hecho que Simón era el sucesor de Fainé.
La decisión estaba tomada desde antes de Semana Santa –unos días festivos, por cierto, que le sirvieron de reflexión a Fainé para anunciarla inmediatamente después– pero las motivaciones empezaron meses atrás, justo cuando saltaron las alarmas que comprometían algunos de los tejidos más sensibles para el posicionamiento público de la entidad con más de 120 años a sus espaldas.
Acción y reflexión ha sido la máxima de la casa desde que Francesc Moragas imaginó La Caixa con valores, compromiso, talento, cultura corporativa y discreción, mucha discreción. El aldabonazo definitivo que movió los cimientos se produjo mediado enero, con el número del cese del presidente de Telefónica en Moncloa, un viernes por la tarde. Muchos fueron los sorprendidos de que en aquella cita trampa estuvieran presentes primeros espadas de Criteria para asestar el golpe de gracia a José María Álvarez-Pallete, por quien siempre mostró predilección el propio Fainé.
El 'verdugo' Manuel De la Rocha se ocupó de recalcar en presencia del propio Simón y Enrique Goñi –adjunto a Fainé– que el despido estaba respaldado por Criteria, en señal de la conjunción de fuerzas que pretendía evidenciar. Allí se rompieron definitivamente muchas cosas, algunas para siempre, como se perdieron también algunos que ahora tratan de limpiar su conciencia –y mantener su cargo– deslizando que se precipitaron las cosas, que se corrió en exceso, que debió de templarse la decisión y, ya saben, que verdes las han segado. Unos por otros, la sagrada equidistancia del accionista de referencia se había comprometido.
Al día siguiente, en el consejo exprés del sábado tarde celebrado para 'liquidar' a Álvarez-Pallete y situar en su lugar a toda prisa a Marc Murtra –entonces, presidente de Indra–, se resquebrajó del todo. Allí estaba el propio Simón, quien ni siquiera era consejero de Telefónica y que se supone hacía funciones de acompañamiento y logística del relevo y que algunos de los vocales presentes no terminaron de entender.
Lo sucedido era solo un peldaño más en la escalera que se había empezado a construir meses atrás, cuando Simón abanderó la decisión de ampliar la presencia en el consejo de la operadora de telecomunicaciones con el argumento de igualar la participación del Estado a través de la SEPI (un 10%) y a los árabes de STC (casi otro tanto).
Otro tanto ha sucedido más recientemente con la entrada en Celsa. La Generalitat y el PSC anhelaban un caballero blanco que diera oxígeno a la siderúrgica catalana, y allí estuvo el pulgar hacia arriba de la Criteria de Simón para comprar un 20% en una operación que nada más ser anunciada se puso en cuarentena desde el holding precisando que no era del todo firme.
Que nadie piense que lo ocurrido en ambos casos explica por sí sola la decisión de borrar a Simón del 'universo Caixa', pero han pesado de manera decisiva e ilustran hasta qué punto la acción propia del CEO no encajaba con las formas de seda y el largo alcance que siempre caracterizan a Fainé. Bastaba con que en la opinión pública y publicada se situara a Criteria como aliado de Moncloa para asaltar Telefónica para que en la entidad se tuviera conciencia de que algo no se estaba haciendo bien del todo, que las formas se estaban descuidando y que el manejo de los tiempos, donde reside el diablo, se había pasado por alto. La suerte estaba echada.
Reynés compaginará, de momento, un tiempo la vicepresidencia de Criteria Caixa y la presidencia de Naturgy, lo que sin duda ayudará a clarificar la posición de la emiratí Taqa en la gasista. Muchos son también los que ahora dan por hecho que la sucesión de Fainé está decidida en favor de uno de sus hombres más pacientes, pero eso es un asunto que no está todavía sobre la mesa y donde, como en los cónclaves, el que entra como Papa sale como cardenal para los restos.
Lo cierto es que Fainé solo hay uno y un Fainé II, lo mismo ahora, según algunos otros, serían dos, y de ahí el movimiento de colocar –«solo por si acaso, en el banquillo»– a otro de los 'suyos' en la dirección general de la Fundación, Josep Maria Coronas (66 años). No obstante, si bien la designación de Reynés, como nuevo miembro del Patronato de la Fundación 'la Caixa' se había interpretado en clave sucesoria, la de Coronas, en principio, no. Su presencia en el Patronato se justifica por ser secretario del consejo, y no como miembro de pleno derecho para ser escogido, mientras Reynés sí que lo es a partir de ese momento.
El terremoto en Criteria ha provocado réplicas severas y profundas en algunas esferas que ya contaban como propias las participaciones del holding en favor de intereses espurios, alejados del negocio escrupuloso y pasadas por el tamiz de la política. Tan es así que se han dado órdenes de acelerar los planes para bunkerizar consejos de administración y situar de inmediato en los puestos de independientes a personas preparadas para la causa. Olfatean ya que al sanchismo pueden saltarle los plomos antes de lo previsto y buscan que los órganos de gobierno de algunas compañías conquistadas puedan ponérselo difícil a la nueva política. Atentos de aquí a las vacaciones de verano. Por la CNMV no pregunten. Ni está ni se la espera.
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