A los Bono de Castilla-La Mancha les está pasando factura tanta popularidad y populismo. Varios miembros del clan han sido protagonistas recientemente de algunos episodios que no han sido para nada de su agrado. La primera de ellas, Amelia, la primogénita del ex presidente del Congreso, que ha sido sido objeto de una bochornosa a la vez que hilarante campaña viral. La influencer, de 44 años, posteó en su Instagram hace unos días, durante unas vacaciones en Isla Mauricio, una fotografía en cuyo margen inferior izquierdo aparecía un objeto tirado en el suelo de gran similitud a un preservativo usado, lo que dio pie a todo tipo de mofas en redes sociales y medios de comunicación. Un hecho que no le ha hecho nada de gracia a la hija del ex ministro de ZP, que ha amenazado con emprender medidas legales. "Ojalá sintáis mucha vergüenza (...) La 'broma' ha llegado muy lejos. Y ha hecho mucho daño. No puedo entender cómo se puede hablar a la ligera sin conocimiento de causa. Y, sobre todo, sin tener en cuenta cómo puede afectar a 4 niños", escribió en sus stories.

Llama la atención que Amelia, muy dada a la guasa, no restara importancia a esta situación y la resolviera con una de sus salidas humorísticas. Por una vez ella es víctima de ellas, aparte de que no atraviesa su mejor momento; hace un año se separó por segunda vez de su marido y padre de sus hijos, Manuel Martos, productor musical e hijo del cantante Raphael, con el que mantiene una buena relación, ya que le ha mostrado su apoyo tras el disgusto.

Al cabreo de Amelia se suma una información publicada a primeros de este mes sobre el patriarca de la saga, que suscita de nuevo sospechas sobre su abultado patrimonio: José, Pepe, Bono, según El Confidencial, acaba de dar un nuevo pelotazo inmobiliario de un millón de euros en Toledo con la recalificación de 8.300 metros cuadrados de su hípica, terreno que pasa de rústico a urbanizable. Una noticia que tampoco ha digerido bien el ex presidente de Castilla La Mancha, que siempre presume de honradez. "Nadie me ha superado en transparencia y de eso estoy muy orgulloso", dijo a este suplemento en una entrevista hace cuatro años para hablar de su famoso injerto capilar.

Le guste o no, Bono es un hombre misterioso que siempre siembra dudas tanto en su esfera privada como en la pública. En el terreno personal, estuvo casado con Ana Rodríguez Mosquera durante casi 30 años, con la que tuvo cuatro hijos: Amelia, Ana, José y Sofía. Nacida en Guatemala de padres de gallegos, Ana vino a España en los años 70 y conoció a Bono en las filas del Partido Socialista Popular de Tierno Galván, donde ambos militaban. Se casaron en 1980.

El osito

Estudiante de Políticas, Ana trabajó en el Ayuntamiento de Madrid hasta que su marido fue ascendiendo en política; entonces se convirtió en empresaria y montó franquicias de la firma de joyería Tous. El osito le hizo ganar mucho dinero a tenor de la fortuna que cosechó el matrimonio, aunque a muchos no les salen las cuentas. Tras la separación, en términos sorprendentemente amables, Ana publicó un libro que tituló El club de las perfectas divorciadas y no dejó salir de posar en las revistas con su nueva pareja, un rico mexicano de nombre Ernesto Manrique, con el que salió hasta 2016. A día de hoy, Ana está desaparecida por motivos de salud.

Ingeniería financiera

"Bono es el hijo de un humilde profesor y alcalde franquista de un pueblo de Albacete. Muy aplicado, estudió Derecho y contaba que cuando llegó a Madrid lo único que tenía era un reloj de Chopard. Se puso por primera vez la toga en el juicio de la matanza de Atocha. Simpático, tuvo suerte en política e hizo buenos amigos. Es incontestable que su patrimonio millonario no se corresponde ni con su herencia ni con los sueldos de los cargos que ha ostentado en política ni con los negocios de su ex mujer", afirma Juan Luis Galiacho, el periodista que más ha investigado al clan Bono y que hoy dirige El cierre digital. "Es listísimo, por mucho que lo he intentado no he logrado desenmascararle. Lo tiene todo con palillos, entre alambres, su ingeniería financiera es difícil de demostrar... Usa personas cercanas para prosperar en sus negocios, muchos de los que podrían hablar sobre él ya han muerto.... Ejerce el buenismo, pero es un tipo con peligro", asevera Galiacho, al igual que otro periodista consultado que prefiere no dar su nombre y que ha publicado noticias sobre Bono que hacen levantar sospechas sobre él.

El ático de Velázquez

Estos dos informadores concretan las sombras en la economía de José Bono quien, publicó El Debate, controla una red de seis sociedades que cuentan con unos activos por valor de 5,8 millones de euros y subiendo. Negocios que en algunos casos comparte con sus hijos y entre los que se encuentran su famosa hípica en Toledo, una consultora, una inmobiliaria, una compañía de placas de energía renovable y hasta un centro informático. Todo ello sin contar con sus propiedades inmobiliarias, desde su imponente chalé en Olías del Rey (Toledo) a varios pisos en Toledo y Albacete que ha puesto a nombre de sus hijos y en los que aparece como usufructuario, pasando por su impresionante ático en la calle Velázquez, frente al hotel Wellington, muy cerca del domicilio actual de Felipe González.

"Todo se lo debe a íntimas amistades como a Paco elPocero, por ejemplo. Cuando éste construía Seseña, Bono se compró la Hípica. También al constructor y empresario hotelero Rafael Santamaría, que le regaló caballos. Otro de sus hombres de confianza de siempre es el también manchego José Luis Fernández Peña, conocido como Chunda. Trabajó con él en el PSOE, en Castilla La Mancha Televisión y fue nombrado director de comunicación de Iberdrola al mismo tiempo que el socialista Antonio Carmona vicepresidente".

Ana Bono Rodríguez, de 43 años, segunda hija de Bono, también desarrolla su carrera con éxito en Iberdrola. La más discreta del clan trabaja la dirección de servicios jurídicos de la compañía y en la secretaría del Consejo de Administración. En lo personal, está separada del modelo, aparejador y músico Gabriel Funes, padre de su hija de ocho años.

También está soltero José Bono hijo, jinete al frente de la hípica de marras y otros negocios de su padre: no llegó a casarse con su novio Aitor Gómez, con quien anunció boda en 2020. Eso sí, mantienen buena relación y un piso en Vallecas.José tiene más pisos por su cuenta, en el centro de Madrid y en Toledo.

Amelia tampoco ha repartido aún bienes con su ex, Manuel Martos. Maestra de formación pero en la actualidad creadora de contenidos representada por la misma agencia que Victoria Federica, trabajó con su madre en Tous y aún comparte la propiedad de un chalé en Aravaca y un piso en Estepona con su ex marido.

Al respecto de Sofía, la pequeña de los Bono, es chilena y fue adoptada en el año 2000. A sus 24 años, está probando suerte como su hermana en redes sociales, ha estudiado en un colegio en Suiza y decoración en Londres y salía hace años con el jerezano Borja López. Acompaña a su padre a Tánger y a República Dominicana, donde el ex político cuenta con cuatro sociedades offshore, ha contado OK diario, y asesora al presidente Luis Abinader. Bono no está solo allí ni en Marruecos, hoy su mano derecha es Juan Segovia, ex diputado del PSOE en Madrid.