Llamada trumpista en Alberta


Alberta's conservative leader, Danielle Smith, is considering a 2026 referendum on separating from Canada, fueled by resentment towards the federal government and inspired by Trumpian populism.
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Nada parece gratuito en esta época de populismo y menos en Canadá, bajo la amenaza imperialista de Donald Trump y la consiguiente rabia de la derecha por su debacle electoral.

Hasta hace nada, todo apuntaba a un victoria de los conservadores canadienses en las elecciones celebradas el pasado mes. Su líder , Pierre Poilievre, dotado con la retórica trumpista, había dinamita do al elitista Justin Trudeau como primer ministro (inflación, inmigración, delincuencia, entre sus argumentos) y las encuestas le daban ganador por casi 30 puntos sobre su nuevo rival liberal, un tipo discreto, banquero de carrera, llamado Mark Carney.

La votación separatista de Quebec fue por idioma y la cultura, la de Alberta sería por dinero y poder

En la rica provincia de Alberta, su jefa de gobierno, la conservadora Danielle Smith, se frotaba las manos pensando en el futuro de su territorio, el centro petrolífero del país, como factor clave en Canadá.

Pero entonces irrumpió el seísmo Trump desde la Casa Blanca, con su ataque a la soberanía canadiense, tanto económica con los aranceles, como política con la negación del país vecino al sostener que debería ser el estado 51 de EE.UU. Para indignación de la mayoría de canadienses, el mandatario de Washington no cesa aún hoy en calificar de “artificial” la línea que separa estas dos naciones.

Y se obró el milagro. Ganó Carney. Ante el descalabro de los suyos en las urnas, Smith adoptó una postura ambivalente al hacer público que permitirá la celebración de un referéndum en el 2026 sobre la separación de Alberta del resto del país si una petición ciudadana logra las firmas necesarias que requiere esta convocatoria.

Sin embargo, y en clara evocación del espíritu de David Cameron al introducir como primer ministro británico la votación que dio lugar al Brexit, la gobernadora de Alberta sostuvo que ella está en contra de la separación o secesión y que no le gustaría llegar a ese punto.

El partido de Smith, United Conservative, introdujo una propuesta legislativa que, en caso de aprobarse, reduciría de forma notable el umbral necesario de rúbricas para convocar un referéndum.

“Si Ottawa, por cualquier razón, continúa atacando nuestra provincia como lo ha hecho durante la última década en última instancia serán los habitantes de Alberta quienes tendrán que decidir”, proclamó Smith una semana escasamente después de la victoria de Carney

Su actitud, muy ensalzada por el movimiento MAGA (hacer Estados Unidos grande de nuevo), propició la irrupción en público de personas con camisetas con el lema “Alberta, USA”.

Todas las encuestas muestran que los partidos de Trump en Canadá son escasos, pero capaces de hacer mucho ruido.

Así que los canadienses se sienten preocupados por esta amenaza separatista de la provincia canadiense. Un 52% de los ciudadanos consideró en un sondeo de esta semana que la amenaza es seria.

Y mientras las autoridades locales insisten en reconocer el resultado de una posible consulta secesionista, los expertos están de acuerdo en que el riesgo de separación es mínimo.

“Es un movimiento artificial que ha sido promovido por el ejecutivo de Danielle Smith como una medida de presión hacia el gobierno federal que se renovó hace unos días con la reelección de los liberales”, señaló a Efe Julian Castro-Rea, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Alberta.

Canadá ya tiene experiencia en consultas separatistas. En 1995 los independentistas de Quebec, la provincia francófona, estuvieron cerca de su meta cuando obtuvieron un 49,4% frente a un 50,6%.

“Pero Alberta no es Quebec. Los ciudadanos de Alberta no se preocupan por el idioma o la cultura. Ellos están locos por el dinero y el poder”, recalcó el analista Dave Suchanek en el Calgary Herald . “Sienten que Ottawa ha estado pisoteando su sector petrolífero con políticas de cero emisiones netas mientras el resto de Canadá se beneficia”, añadió. Desde la época del ejecutivo de Trudeau padre, en la década de 1980, se ha ido creando un resentimiento por la llamada western alienation , la alienación occidental, que consiste en la redistribución de los bienes generados por las explotaciones petrolíferas de Alberta.

A la economía de esta región la califican de bestia, 345.000 millones del PIB de Canadá en el 2024, con el petróleo y el gas que representan el 30%. En caso de separación, el país perdería una quinta parte de su músculo financiero, remarcaron los expertos. Y está el efecto dominó. Estados Unidos, el mayor aliado comercial de Canadá, depende del petróleo de esta provincia.

Todo esto hace que se considere el recurso de Smith al referéndum como un arma de presión para que Carney haga concesiones. Pero no se olvide qué ocurrió con el Brexit.

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