La inflación se modera en mayo hasta el 1,9%, el nivel más bajo en siete meses, pese al aumento del recibo de la luz tras el apagón | Economía | EL PAÍS


Spain's inflation rate dropped to 1.9% in May, a seven-month low, despite a temporary price increase in electricity following a power outage.
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La inflación en España ha continuado su senda descendente en mayo y se ha situado en el 1,9% interanual, tres décimas menos que en el mes previo y el nivel más bajo en siete meses, según los datos adelantados por el Instituto Nacional de Estadística. El dato, en línea con las previsiones de los analistas, se produce en un contexto marcado por tensiones energéticas puntuales, derivadas del apagón eléctrico del pasado 28 de abril, que generó un repunte en el precio de la luz en los días siguientes. Aun así, el impacto en el índice general ha sido contenido, gracias a una tendencia de fondo de abaratamiento de la energía que se ha consolidado a lo largo de los últimos meses. La inflación subyacente, que excluye los alimentos frescos y la energía por ser más volátiles, se ha moderado también ligeramente hasta situarse en el 2,1%, tres décima menos que en abril.

“En este descenso han tenido especial importancia la favorable evolución de los servicios relacionados con el turismo y el buen comportamiento de los precios de la electricidad”, explican fuentes gubernamentales.

El episodio del apagón obligó a una activación intensiva de servicios de ajuste en el mercado mayorista y a un mayor uso de tecnologías fósiles, más caras, para asegurar el suministro. Como resultado, el recibo de la luz en el mercado regulado experimentó un encarecimiento de unos cuatro euros mensuales de media, según cálculos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia. No obstante, este repunte puntual no ha sido suficiente para revertir la trayectoria descendente que ha seguido la factura eléctrica desde finales de 2023, gracias en parte a un contexto internacional más favorable, con un petróleo en retroceso y una normalización de los precios del gas natural tras las tensiones que produjo la invasión de Ucrania por parte de Rusia.

La paradoja de mayo es que, pese al incremento puntual en el precio de la luz, el componente energético en su conjunto ha seguido tirando a la baja de la inflación. Esta es una de las claves que explica la reducción del índice general, según los analistas de BBVA Research. En la misma línea, Raymond Torres, director de coyuntura de Funcas, destaca que “los precios energéticos se han ido moderando incluso más de lo que habíamos pensado”, apuntando a una caída que podría superar el 1% en términos mensuales. A su juicio, el impacto del apagón ha sido compensado por una evolución favorable en otros frentes del sector energético y, en cualquier caso, ha tenido un efecto limitado.

“La economía española siguen mostrando una gran capacidad de conjugar una reducción continuada de la inflación con uno de los mayores crecimientos entre los países desarrollados, especialmente relevante en el actual contexto de elevada incertidumbre internacional”, explican fuentes gubernamentales.

Por otra parte, aunque la inflación subyacente se ha moderado respecto al mes previo, sigue siendo superior al índice general, un fenómeno que se explica por la persistente presión al alza de los precios en los servicios. Este componente, muy vinculado a los costes laborales, refleja el efecto retardado de la subida de salarios que se ha venido consolidando en los convenios colectivos de los últimos meses. “Los precios de los servicios siguen subiendo muy por encima del 3%, en parte por el tirón de la demanda turística y en parte por el efecto de los nuevos salarios pactados”, señala Torres. Esa inercia en el núcleo más rígido de los precios impide una moderación más acelerada de esta tasa, que tradicionalmente permite ver la tendencia de precios a largo plazo, así como la efectividad de la política monetaria.

El dato de mayo supone el tercer mes consecutivo de descensos. Tras un arranque de 2025 con tasas cercanas al 3%, la inflación empezó a perder fuerza en marzo hasta alcanzar ahora ese 2% que marca la meta simbólica del Banco Central Europeo. El contraste con el mismo periodo del año pasado es significativo. En mayo de 2024, la inflación había repuntado por tercer mes consecutivo hasta alcanzar el 3,6%, arrastrada entonces por un alza inesperada en los alimentos y una presión persistente de los carburantes.

La situación ahora es distinta: el componente energético ya no actúa como catalizador inflacionista y, aunque los servicios siguen siendo una fuente de presión, su impacto está amortiguado por la estabilidad en otros bienes. Con el precio de los alimentos estabilizado tras los picos de 2022 y 2023 (el mes pasado la tasa bajó cuatro décimas, hasta situarse en el 2%), los analistas ven margen para que la inflación se mantenga en el objetivo marcado por el BCE. El desafío sigue estando en la subyacente, especialmente en los servicios, que condicionan un escenario en el que “coexisten tendencias contradictorias”, según explica Torres.

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