Infidelidad femenina (y sin remordimientos): "Para algunas mujeres forma parte de su autocuidado, porque con un amante todo es genial" | Lifestyle


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Motivations for Female Infidelity

The article presents anonymous accounts from women using the extramarital dating app Gleeden, highlighting their reasons for infidelity. These include feeling desired again, escaping monotony, and reigniting passion in their lives. The women claim they don't intend to cause gratuitous harm and that the combination of domestic stability and extramarital encounters makes them feel alive.

Prevalence and Recurrence

A 2023 Sigma Dos survey reveals that 32.7% of Spaniards have been unfaithful. While men are more likely to be unfaithful overall (35% vs 30.5%), they are also significantly more likely to be repeat offenders (25% vs 8.5%).

Perspectives on Infidelity

Representatives from Gleeden and other platforms for married individuals offer insights. They argue that women are more stigmatized for infidelity than men. A sociologist from JOYclub Spain differentiates between infidelity and liberal relationships, highlighting the lack of consent and responsibility in infidelity.

Redefining Infidelity

The article questions the traditional definition of infidelity. A 2024 CIS study reveals that many Spaniards consider online flirtations and online sex acts of infidelity. Experts emphasize the roles of secrecy and sexual arousal in defining infidelity, regardless of specific acts.

Emotional and Psychological Impacts

The article discusses the emotional and psychological effects of infidelity. Some women, especially those who don't intend to leave their marriages, appear not to experience guilt or moral conflict, seeing infidelity as self-care. Others report severe negative consequences, primarily social stigma and personal distress, especially if considering leaving their marriages. Experts highlight negative impacts for those who are cheated on, including heightened risk of chronic health issues.

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La infidelidad forma parte siempre de un secreto y por eso los siguientes testimonios son anónimos. Cuentan algunas usuarias de la app de citas extraconyugales Gleeden que el vértigo y la excitación de volver a sentirse "deseadas" las llevó a engañar a su pareja, a menudo ya de capa caída. Dicen también que no pretenden "hacer daño gratuito a nadie" y que la combinación entre la estabilidad doméstica y el revolcón fuera de casa les aporta lo necesario para sentirse vivas. Y más: que un amante les hace recuperar ese rocanrol concupiscente que va desapareciendo en las relaciones longevas. Ya se sabe: demasiado Netflix, demasiados lavavajillas por recoger y demasiadas cenas con parejas de matrimonios igual de protocolarios.

Esa desinhibición sexual que afirman sentir con sus nuevos partenaires está tan libre de prejuicios que pueden explorar sus instintos hasta el punto de revitalizar la intimidad dentro de su hogar. "La infidelidad me ha hecho ser menos fría con mi pareja", sentencia una miembro de la citada aplicación. También, sostienen, una vez probada la manzana es fácil repetir: "Soy infiel para siempre. Sólo tenemos una vida. ¿Vamos a vivirla con monotonía?".

Ellos, más reincidentes

En 2023 Sigma Dos realizó para Yo Dona una encuesta según la cual el 32,7% de los españoles ha sido infiel alguna vez. Los principales motivos del engaño son la rutina (sobre todo ellas), la búsqueda de nuevas experiencias y el sexo (sobre todo ellos, y por goleada: un 28% frente a un 5%). Los hombres son más proclives a poner los cuernos, aunque ojo, quizá no haya tantas diferencias como creemos: el 35% de los varones ha engañado a su pareja en alguna ocasión frente al 30,5% de las mujeres. Ahora bien, si hablamos de pecados reincidentes, ahí ellos se llevan la palma: el 25% de los hombres infieles lo ha sido más de cinco veces, un porcentaje abultado si lo comparamos con el 8,5% de las adúlteras.

Parece claro que la infidelidad femenina es diferente a la masculina, algo que en Gleeden conocen con detalle. Silvia Rubies es la responsable de Comunicación de la compañía en España y Latinoamérica. Cuenta que de los más de nueve millones de usuarios que tienen en todo el mundo, 1,2 son de nuestro país. Ellos, afirma, no celebran la infidelidad ni la juzgan ni la condenan. Ante un nicho de mercado, surgieron para dar respuestas: "El 30% de los inscritos en aplicaciones de citas para encontrar pareja ya tiene una, aunque lo oculta". Esta aplicación quiere ser, sobre todo, un espacio discreto y seguro para las mujeres: "Las infieles están mucho más estigmatizadas que ellos. Es un secreto que no cuentan ni a sus mejores amigas. Creemos que tienen derecho a disfrutar de su libertad sexual como quieran", continúa.

En los últimos años, Gleeden se ha desplazado para subirse a la ola de las no monogamias, una tendencia que pone en entredicho los vínculos tradicionales y su concepto de fidelidad. Pero Cecilia Bizzotto, socióloga y portavoz de la plataforma liberal JOYclub España, echa el alto: "La infidelidad no tiene nada que ver con las relaciones liberales. Es el camino más fácil y menos valiente porque no contempla ni el consentimiento ni la responsabilidad. Las relaciones que nosotros defendemos exigen comunicarnos con el otro y negociar acuerdos , y quizá muchos infieles no sepan o no quieran tomarse esa molestia". Y lapida: "No lo demonizamos, pero lo más habitual en nuestra comunidad es que nadie quiera relacionarse con un infiel. Hay quien piensa que somos lo mismo, pero el engaño nos diferencia".

¿Solo hay cuernos si hay sexo?

Hablando de fronteras, hace años todos teníamos claro qué eran unos cuernos. Ahora, muy en consonancia con la sociedad líquida que definió el filósofo Zygmunt Bauman, la raya que divide lo que es infidelidad y lo que no es discontinua. Sobre sus vanos escribió el periodista Manuel Jabois en su columna Hay más cuernos en un 'buenas noches' (El País, 2019), donde negaba que el sexo infiel sea condición sine qua non del adulterio. "Llamarse y escribirse todos los días y contarse todo" es una "relación sentimental" con todas las de la ley, aunque no haya cama de por medio, sostenía.

El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) publicó la encuesta Relaciones sexuales y de pareja en febrero que constata que Jabois no está solo: el 64,5% de los españoles considera infidelidad "mantener conversaciones subidas de tono a través de mensajes, teléfono o redes sociales". Quienes más lo piensan son los jóvenes y las mujeres. Son cuernos también el sexo por internet para las tres cuartas partes de la población. La investigadora Gemma Mestre-Bach, de la Universidad Internacional de La Rioja, ha estudiado este asunto con la Universidad de Yale, y redunda en la indefinición de las fronteras actuales: "Según algunos estudios, ver pornografía es una forma de infidelidad para el 26% de las mujeres. Los factores decisivos que la definen, más allá de las prácticas concretas, son el secretismo y la excitación sexual", afirma.

Infieles sin cargo de conciencia

Desde Ashley Madison, otra app de citas para casados, dibujan un retrato robot de las mujeres infieles, en función de sus usuarias. La insatisfacción sexual y la falta de conexión emocional con su pareja las lleva a buscar fuera de casa lo que les falta dentro; son más proclives a las aventuras largas, con más de un año de duración; no se consideran automáticamente malas esposas, puesto que el 37% cree que su matrimonio ha mejorado con sus canitas al aire; y más de la mitad (57%) ni siente culpa ni considera la infidelidad moralmente inapropiada.

Christoph Kraemer, director general de Europa de la compañía, conviene en que las mujeres son más discretas que ellos, quienes siguen cumpliendo aquello de comerse una y contarse 20. Admite que los infieles son considerados "los malos de la película", aunque los justifica: "Entiendo por qué la gente lo hace. La mayoría ha intentado resolver su insatisfacción sexual con la pareja, pero sólo el 30% ha sido escuchada y atendida. En cambio, con su amante, este porcentaje sube al 80%. Las personas tienen derecho a su felicidad personal y a una sexualidad plena, lo que contribuye a una buena salud mental", argumenta Kraemer.

Lara Ferreiro, psicóloga especializada en terapia de pareja y colaboradora de Ashley Madison, añade rotunda: "Las mujeres que atiendo no piensan en mentira ni en culpa cuando hablan de su infidelidad. Para ellas forma parte de su autocuidado, porque con su amante todo es genial y les sirve de válvula de escape. Sencillamente se están permitiendo sentir deseo. No quieren divorciarse, porque saben que el enamoramiento dura poco y que después volverán a aburrirse". Y tanto es así que describe el modus operandi rutinario y un tanto despreocupado de una de sus pacientes, que extrapola a otras muchas: "Cada 15 días, en la hora de la comida viene a consulta, a continuación se ve con su amante en su hotel de siempre, como quien va al gimnasio, y luego va al cole a recoger al niño. La siesta es la hora preferida de los infieles", detalla. Ferreiro, no obstante, también reconoce que a otras féminas llevar una doble vida sí les pasa factura, sobre todo cuando piensan en romper su matrimonio: "Para las mujeres tiene un coste social alto y muchas se machacan".

La cara b de la infidelidad

La experiencia profesional de Nayara Malnero, experta en terapia sexual y de pareja, tiene más que ver más con las sombras de las infieles que con sus luces: "Cuando traicionas a tu pareja, o tienes un trastorno psicológico o por supuesto que te vas a sentir mal. Lo contrario es de psicópatas o narcisistas", sentencia. Detrás de ese pesar está el daño al engañado (si los pillan). Según una investigación de 2024 de Eunicia Hoy y Vincent Oh, de la Universidad de Ciencias Sociales de Singapur, quienes sufren una infidelidad no sólo presentan ansiedad y baja autoestima, sino que son más propensos a padecer un peor estado de salud crónico derivado del estrés psicológico. En concreto, presentan más enfermedades cardiacas, artritis y migrañas.

Malnero explica que somos infieles como mecanismo de huida en una relación que no funciona o porque nos puede el morbo y la necesidad de aventura: "En cualquier caso, mentir implica una emoción y si no la tienes, algo pasa. No olvidemos que para estar con un amante, no sólo finges con tu marido, sino que quizá has engañado a tus padres para que se queden con los niños. Cuando llevas de continuo una vida de mentira lo pasas mal". Muchos infieles, ellos y ellas, quieren dejar de serlo, afirma, viven asustados por el riesgo de ser descubiertos, tienen dos móviles... "A veces este peso se traslada al sexo. Hay mujeres que se montan un fin de semana a lo grande con su amante y luego no tienen ni un orgasmo porque no se sienten bien", concluye.

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