NATO Secretary General Mark Rutte's visit to Odesa, Ukraine, alongside President Volodymyr Zelensky, reaffirmed the alliance's steadfast commitment to Ukraine. Rutte highlighted the ongoing military and training support provided by NATO, emphasizing that this aid aims to ensure Ukraine's strength and sovereignty.
Simultaneously, US envoy Steve Witkoff revealed that discussions with Russia involve Ukraine's distance from NATO integration. Witkoff detailed a conversation with Vladimir Putin, where Putin expressed a desire for 'permanent peace' encompassing five territories: Crimea, Donetsk, Luhansk, Zaporizhzhia, and Kherson. Russia also seeks assurances regarding Ukraine's relationship with NATO and Article 5.
The article also covers recent events, including:
The ongoing conflict in Kursk is highlighted, along with the implications of these attacks for the peace process.
The article concludes by mentioning the dismissal of the governor of Sumy, Volodmyr Artiukh, following criticism over a medal ceremony held hours before the deadly Russian missile strike, and President Trump's statement that the attack was a 'mistake' by the Russian army.
La guerra, como la política, tiene sus simbolismos. Al tiempo que el enviado de Estados Unidos a Rusia, Steve Witkoff, revelaba en una entrevista que uno de los temas sobre la mesa en las conversaciones con Moscú es la OTAN, en otras palabras, alejar a Ucrania de cualquier proceso de integración, el secretario general de la Alianza, Mark Rutte, viajaba de camino hacia Odesa, ciudad portuaria ucrania situada frente al mar Negro. Allí, el ex primer ministro holandés, junto al presidente del país, Volodímir Zelenski, quiso reiterar el apoyo a Ucrania de la organización político-militar. “[Quiero] reafirmar al pueblo ucranio este simple mensaje: la OTAN está con Ucrania”, pronunció. “Nuestro apoyo es inquebrantable”, recordó, tras mencionar que “algunos” lo han puesto en duda “los últimos dos meses”.
Rutte acompañó a Zelenski en una visita a un hospital de Odesa golpeado en las últimas horas por un ataque ruso con drones. El político holandés recordó durante su intervención la última matanza de civiles perpetrada por el ejército ruso, el domingo en la ciudad de Sumi, en la que perdieron la vida al menos 34 personas. “Es simplemente indignante”, dijo Rutte, “forma parte de un terrible patrón de ataques rusos contra objetivos civiles e infraestructuras en toda Ucrania”. El jefe de la OTAN apuntó que la organización continúa aportando apoyo militar y entrenamiento a través del mando en Wiesbaden, en Alemania.
“Nuestro apoyo a Ucrania tiene como objetivo garantizar la fortaleza y la soberanía de su país, capaz de defenderse hoy y de disuadir cualquier agresión futura”, continúo Rutte, que quiso además reafirmar su apoyo a los esfuerzos acometidos por el presidente norteamericano, Donald Trump, hacia un proceso de paz. “La estabilidad y la previsibilidad del apoyo a Ucrania constituyen el incentivo adecuado para Rusia, un incentivo para la diplomacia”, contestó Zelenski a las palabras del secretario general de la Aliana. “Ellos allí, en Moscú, deben ver que Ucrania no se quedará sola en la guerra”.
Precisamente sobre el contenido del diálogo abierto entre Estados Unidos y Rusia para un posible cese de las hostilidades se pronunció este martes Witkoff, hombre de confianza de Trump para dialogar con el presidente ruso, Vladímir Putin. El multimillonario estadounidense detalló en una entrevista concedida a la cadena estadounidense Fox y difundida durante esta madrugada que su reunión el pasado viernes en San Petersburgo con el mandatario ruso —la tercera que mantienen— fue “reveladora”.
Según lo relatado por Witkoff, en el encuentro, Putin expresó su deseo de una “paz permanente”. “Este acuerdo de paz se refiere a los llamados cinco territorios”, señaló en referencia a las provincias que el Kremlin quiere incorporar a la Federación de Rusia: Crimea, anexionada de forma ilegal en 2014; Donetsk y Lugansk, ocupadas, pero no controladas totalmente por las tropas rusas, y Zaporiyia y Jersón, en el sur del país y donde las soldados enviados por Moscú mantienen una gran presencia desde el inicio de la invasión a gran escala hace tres años.
El enviado estadounidense apuntó además que junto a esta cuestión, también está sobre la mesa de diálogo con Moscú los “protocolos de seguridad” y la relación de Ucrania con la OTAN y el artículo cinco, que prevé la asistencia de los miembros de la Alianza en caso de que uno de ellos sea objeto de agresión. El Kremlin quiere asegurarse de que esa línea roja no se toca.
Desde Moscú fue el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, el que se pronunció este martes sobre las conversaciones con Washington. “No es fácil acordar los componentes clave de un acuerdo, se están discutiendo”, manifestó en una entrevista con el periódico Kommersant. “Somos muy conscientes de cómo se ve un acuerdo mutuamente beneficioso, que nunca hemos rechazado, y de cómo se ve un acuerdo que podría llevarnos a otra trampa”, declaró Lavrov.
“Hablamos de los derechos de quienes viven en estas tierras”, prosiguió el titular de Exteriores ruso en relación con los territorios ocupados en Ucrania, máxima aspiración del Kremlin en las negociaciones. “Por eso las apreciamos. Y no podemos renunciar a ellas ni permitir que expulsen a la gente”.
Ya en el campo de batalla, el Ministerio de Defensa ruso denunció este martes un ataque ucranio con más de un centenar de drones contra la región fronteriza de Kursk, en la que Ucrania controla en torno a 70 kilómetros cuadrados. Varios de estos aparatos no tripulados utilizados como proyectiles impactaron durante las primeras horas de la madrugada en la ciudad homónima. Al menos una mujer de 85 años perdió la vida, según la administración regional, que calificó la ofensiva como “masiva”, en un mensaje en Telegram.
El gobernador interino de la región de Kursk, Alexander Khinshtein, informó en un vídeo de que 24 edificios se vieron afectados, tres de ellos “bastante graves”. El ataque se produce en plena conmoción causada en la vecina Ucrania por el bombardeo este domingo con misiles balísticos de la ciudad de Sumi, en la linde con Kursk, en el que perdieron la vida 35 personas y más de un centenar resultaron heridas.
Las autoridades ucranias no se han pronunciado por el momento sobre el ataque con drones en la región de Kursk. Según el Ministerio de Defensa ruso, sus fuerzas armadas derribaron durante la noche 115 drones lanzados desde Ucrania hacia distintos puntos del país, 109 de ellos en la región de Kursk. Moscú no informa de cuántos en total atravesaron la frontera, solo de los que pudieron interceptar.
Los dos bandos se envían cada noche enjambres de aparatos no tripulados de diferentes clases. Kiev sostiene que solo son objetivo de sus ofensivas con drones las instalaciones militares, fábricas militares y lugares de almacenamiento de combustible que abastezca al ejército ruso.
Este martes, las Fuerzas Aéreas de Ucrania informaron de que Rusia atacó el territorio ucranio durante la madrugada con 62 de estos proyectiles, de los que pudo derribar 40, mientras que otros 11 no alcanzaron su objetivo, probablemente inutilizados a través de medios electrónicos.
En la región de Kursk se está desarrollando en la actualidad una de las batallas clave de la actual contienda entre los dos países. Allí, el ejército ucranio mantiene cerca de 70 kilómetros cuadrados de terreno bajo su control, mientras el enemigo ruso, que acumula en el sector en torno a 67.000 hombres, sigue empujando para liberar en su totalidad ese pedazo de terreno en la frontera con la provincia ucrania de Sumi, clave en unas posibles negociaciones de paz. Kiev ordenó el pasado agosto una ofensiva sorpresa sobre Kursk, de la que llegó a conquistar más de 1.000 kilómetros cuadrados.
La proximidad de un fuerte contingente militar ruso en la frontera ha multiplicado el número de bombardeos sobre ciudades cercanas a la frontera ucrania como Sumi. Moscú, que reconoció el bombardeo con dos proyectiles balísticos el pasado domingo sobre esta urbe, mantiene que su objetivo era una reunión con militares, argumento que rechaza Kiev. Las víctimas mortales fueron civiles.
No obstante, la entrega de medallas a una brigada prevista para el día del ataque en Sumi ha generado controversia en Ucrania. Unas horas después de que los dos misiles cayeran sobre la urbe, el alcalde de Konotop, Artem Semenikhin, ciudad de la misma región, criticó públicamente al gobernador Volodímir Artiukh por organizar el evento. Artiukh admitió que el acto estaba programado, pero no se pronunció sobre el autor de la iniciativa. Este martes, el Gobierno de Volodímir Zelenski le ha destituido.
En la noche de este lunes, Rusia volvió a atacar la misma ciudad con un misil, pero en esta ocasión cayó sobre las afueras sin ocasionar daños. Unas horas antes, el presidente estadounidense, Donald Trump, manifestó, en sus primeras declaraciones sobre la matanza, que le habían comunicado que “fue un error” del ejército ruso. “Creo que fue terrible. Me dijeron que cometieron un error. Pero creo que es algo horrible”, dijo el mandatario norteamericano a preguntas de los reporteros a bordo del avión presidencial.
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