El relato de la única testigo ha sido vital para conocer lo ocurrido y detener al presunto agresor poco después del crimen. También grabó un vídeo que será determinante para el desarrollo de la investigación. La mujer es una vecina de la zona cuya ventana tiene vistas directas al solar donde ocurrió todo. Se trata, según los residentes, de una parcela que solía estar cerrada por una valla metálica, pero que es abierta de manera recurrente por personas sin hogar que pernoctan al otro lado, en la vieja fábrica y su entorno, tras haber montado allí tiendas de campaña y chabolas. Lo hacen de manera estable y, según fuentes policiales, en algunos casos tienen pequeños huertos y animales domésticos. La cuestión es que con el acceso expedito al descampado, hay vecinos que aparcan ahí el coche dadas las dificultades que existen en el entorno para estacionar.

«Tenía la cara reventada»

Pasadas las ocho de la mañana la testigo, según ha explicado a EL CORREO, ha escuchado primero gruñir a su perra y luego «chillidos» en la calle. Ha visto que el presunto asesino, que llevaba calada la capucha de su sudadera, perseguía a su víctima, que corría hacia la salida del descampado. Poco antes de llegar, el atacante «le tiró una piedra muy grande», le acertó en la cabeza y «lo tumbó». Cayó justo al lado de la valla metálica, junto al acceso a la parcela. Con el hombre en el suelo, el joven «le dio dos veces más con la piedra». Luego «se iba, pero regresaba para seguir dándole golpes» con la misma roca; «se ensañó con él». Según la testigo, le habría asestado a su víctima «entre siete y diez» impactos que acabarían resultando fatales.

La mujer ha llamado por teléfono para dar aviso de lo ocurrido, tras lo que han llegado equipos de emergencias sanitarias que no pudieron hacer nada por la vida de la víctima. De manera paralela, efectivos de la Ertzaintza y la Policía Local de Barakaldo han desplegado una actuación conjunta. Antes de que unos y otros llegaran, la testigo ha bajado al lugar de la agresión y se ha encontrado con la víctima tendida sobre un charco de sangre. «Tenía la cara reventada, irreconocible, y estaba agonizando». Fallecería poco después. «Ha sido muy duro», relataba luego, a media mañana.

Ertzainas y policías locales, en un primer momento, se han encontrado con el presunto homicida en las inmediaciones del lugar del crimen, pero no han logrado capturarlo. Ha corrido hacia una chabola que se encuentra a unos 200 metros, encaramada en la ladera de la colina colindante con Sefanitro. Cuando los uniformados han llegado al lugar el joven se había quitado la sudadera pero, según varias fuentes, lo han reconocifo entre otras cosas por los pantalones que llevaba en la grabación realizada por la testigo. El presunto asesino ha dicho que vivía ahí.

Una grúa se llevó el coche

Se trata de un individuo con un «amplio historial delictivo» y ya había sido detenido por la Policía vasca en los últimos días. Ángel Madrazo, concejal de Seguridad Ciudadana en el Ayuntamiento de Barakaldo, ha dicho en declaraciones a la radio pública vasca que el atacante era un viejo conocido de la Policía «no sólo por robos, sino por agresiones y violencia de género». Fuentes policiales reiteran que llevaba dos meses dando problemas.

La víctima, por su parte, se había acercado al lugar en su coche, un Chevrolet Cruze gris. Unas de las ventanas del vehículo quedó hecha añicos tras la trifulca. La grúa lo ha retirado poco después de las 13.30 horas, poco antes de que un equipo de limpiezahaya acudido al lugar para borrar el denso charco de sangre que había quedado en el suelo de tierra y que había salpicado la valla metálica.