The article discusses the failure of an outdated hydrological sensor in Ribarroja, Valencia, during a severe rainstorm. The sensor, which measured water flow, relied on radio waves for data transmission to Valencia, making it highly vulnerable to heavy rain and lightning.
The sensor was part of the Júcar Hydrographic Confederation's (CHJ) Automated Hydrological Information System (SAIH), which consists of remote control points, concentration points, and a basin processing center. The sensor's radio-based connection proved unreliable during the storm.
The article cites experts from the State Meteorological Agency (Aemet) and the Official College of Telecommunications Engineers of Valencia, who explain how rain and lightning can disrupt radio wave transmissions. Heavy rain attenuates the signal, while lightning can cause electromagnetic pulses, potentially damaging equipment.
The sensor was less advanced than others in the area, such as those in Siete Aguas, Real de Montroy, Carlet, and Guadassuar, which use GPRS technology for direct connection to Valencia. The article highlights the outdated nature of the technology used for this specific sensor, which relied on outdated radio-wave technology that has been superseded by systems such as GPRS.
Following the incident, the CHJ initiated a public tender for a new Early Warning System (SAT) which incorporates a more reliable and sophisticated network system that facilitates the implementation of more robust alerts and improves response times. This system offers increased response capacity and faster warning times for potential floods, which will ultimately help improve emergency management and reduce risks. This was previously planned for 2023 but was not executed during 2024.
El sensor que medía el caudal del Poyo en Ribarroja no era de los más modernos de la Confederación Hidrográfica del Júcar y, además, se ... conectaba con Valencia previo paso por un repetidor de Serra y mediante ondas de radio, muy vulnerables en casos de lluvias torrenciales o tormentas eléctricas, según fuentes del Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicaciones de Valencia.
Así se desprende de la lectura de la memoria 2023 de la CHJ, la última publicada en su web. El Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) se estructura en tres niveles jerárquicos: punto de control o estación remota, punto de concentración y centro de proceso de cuenca. El sensor del Poyo es un punto de control mediante radio digital. La red de transmisión de datos tiene una estructura ramificada en dos niveles: el primer nivel o red primaria une el Centro de Proceso de Cuenca con los puntos de concentración y el segundo nivel o red secundaria enlaza los puntos de concentración con los puntos de control.
En el caso del del Poyo, es un punto de control que envía los datos al Alto del Pino, en Serra, y desde ahí se rebotan a Valencia. Las comunicaciones de la red secundaria se hacen por medio de radioenlaces mientras que las de la red primaria utilizan enlaces vía satélite y microondas. Existe la posibilidad de alternar las comunicaciones vía satélite por radioenlaces a fin de tener una mayor garantía en la transmisión de datos. En la memoria de 2023 se apunta que se continuó «con la implantación de la red CORA, de conexiones remotas de puntos de control en las que se emplea los servicios de conectividad provistos bajo el Servicio Unificado de Telecomunicaciones (SUT) de la AGE». «Con esta tecnología se permite que los puntos de control o estaciones remotas comuniquen directamente con el Centro de Procesado de Cuenca sin necesidad de Puntos de Concentración, lo que supone un aumento en la velocidad de transmisión de los datos», indica la última memoria disponible.
Se da la circunstancia, además, de que el sensor del Poyo, y el de Massanassa que también aparece en el memoria pese a que la CHJ dice que sólo mide caudales ecológicos que llegan a la Albufera desde las acequias, es más obsoleto que otros que hay en otras zonas de la cuenca. Así las cosas, Siete Aguas, Real de Montroy, Carlet o Guadassuar van por GPRS de forma directa con Valencia.
La conexión por ondas de radio es extremadamente vulnerable en episodios de lluvias torrenciales o de tormentas eléctricas. Según explican fuentes de la Agencia Estatal de Meteorología, la tarde del 29 de octubre «cayeron muchos rayos», sobre todo en la zona donde más llovió, que pudieron afectar a las ondas de radio. «Las tormentas provocan distorsiones en el campo electromagnético terrestre. Lo que hacen las antenas que detectan los rayos es, precisamente, detectar esas distorsiones», comentan las mismas fuentes.
Ahondan en la misma cuestión en el Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación de la Comunitat Valenciana. «La lluvia y las partículas en suspensión pueden producir desvanecimientos de la señal, es decir pueden dispersarla y atenuarla, llegando en casos extremos a provocar interrupciones, cortes o disminución de la calidad de la señal (en audio que se oiga peor en datos que disminuya la velocidad)», aseguran desde el organismo.
«Los rayos afectan de forma distinta, pues generan pulsos electromagnéticos que pueden interferir en las señales, también, si caen cerca de los equipos, pueden inducir corrientes que afecten a su funcionamiento o incluso los «quemen», quiero decir, que estropeen algo de la electrónica interna. En general, como la duración del rayo es corta, a no ser que caiga muy cerca como mucho produce microcortes en la comunicación que pasan casi desapercibidos», indican las mismas fuentes.
Cabe recordar que Juan Soria, que trabajó durante décadas en la CHJ, fue el primero en deslizar esta cuestión: «Ese aviso va por ondas de radio, no por internet. Y esa tarde, yo lo vi en el caudalímetro de la rambla del Poyo, falló durante una hora, cuando más llovía». «Como hay tanta lluvia las ondas no llegan», indicó en una entrevista con este diario.
La CHJ es tan consciente de este problema (ahora, claro) que pocos días después de la dana decidió sacar a licitación pública el Sistema de Alerta Temprana (SAT), un sistema que ya tienen en marcha otros organismos de cuenca y que permite alertar de posibles avenidas. Es un conjunto de sensores que aportan información de entrada observada y modelos de predicción que permiten generar distintos niveles de alerta. Eso facilita crear unos modelos para tomar decisiones adecuadas y rápidas. El SAT permite aumentar la capacidad de respuesta, la rapidez de aviso sobre posibles inundaciones además de mejorar la gestión de la emergencia y reducir los riesgos. La CHJ lo tenía programado desde 2023 pero no se ejecutó en todo 2024.
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