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Desde que el Papa Francisco asumió su pontificado siempre insistió en dos cosas: el diálogo y la paz, aunque eso le trajera críticas. Las constantes crisis mundiales merecieron llamados de su parte, incluyendo las inestabilidades de su propia Iglesia.
Como latinoamericano, Francisco tuvo un especial acercamiento con la crisis política venezolana, aunque no tuvo mucho éxito.
Unos meses después de que Nicolás Maduro se juramentara como presidente, tras la muerte de Hugo Chávez, Maduro realizó una visita a su Santidad, quien manifestó interés por la situación venezolana. Ese mismo año mantuvo una audiencia con el excandidato presidencial Henrique Capriles y otros opositores, quienes solicitaron la mediación de la Iglesia para promover el diálogo.
Tres años después, Maduro fue recibido nuevamente en El Vaticano. La Santa Sede explicó que el encuentro respondía a la “preocupante situación” del país.El nuncio en Caracas, Aldo Giordano se reunió con opositores en la capital venezolana.
Entre 2016 y 2017 el Papa intentó mediar. Propuso una reunión entre Gobierno la oposición en el Vaticano para retomar el proceso de diálogo, pero los opositores pedían que el chavismo cumpliera con compromisos, algo que nunca pasó.
En 2019, el Papa envió una misiva a Maduro en la que le recordó que los intentos previos de diálogo fracasaron por falta de cumplimiento por parte del gobierno.
“El caso venezolano fue complicado, pero siempre hubo una posición muy valiente de tratar de llegar a la búsqueda de una reconciliación política entre los diferentes actores”, dice a EL TIEMPO, el politólogo y experto en Desarrollo Regional, Daniel Arias.
Arias recordó que el Papa trató de tener una influencia benéfica en Venezuela, pero el margen de la confrontación política.
Además, el politólogo recuerda casos exitosos como la mediación entre Cuba y Estados Unidos durante el Gobierno de Barack Obama, en el que se felxibilizó la relación entre ambos países.
“Es algo parecido a lo que se buscaba en Venezuela, buscar un modus vivendi que tuviera éxito”, insiste Arias.
Y esa insistencia de diálogo y paz es lo que recuerda monseñor Alberto Ortega, actual Nuncio en Venezuela. “Ha sido un pontificado muy rico en todos los aspectos, a nivel de doctrina social resaltaría la insistencia de buscar el diálogo, la colaboración y la paz” dijo en conferencia de prensa en respuesta a una pregunta de EL TIEMPO.
Pero además de Venezuela, el papa tuvo dos grandes desafíos recientes, como la invasión rusa a Ucrania y la guerra en Gaza.
“El Papa ha sido un defensor incancablse de la paz, a veces con situaciones un poco incómodas, porque siempre había alguien que se disgustaba porque defendía la paz en los sitios donde más se sufría, por poner un ejemplo, en Gaza y Ucrania”, insistió Ortega.
La última llamada que el Papa hizo antes de su muerte fue precisamente a Gaza.
"El Papa nos llamó por última vez el sábado por la noche, justo antes de empezar la Vigilia Pascual, mientras rezábamos el Rosario. Nos dijo que rezaba por nosotros, nos bendijo y nos agradeció nuestras oraciones en su favor. Pidamos al Señor que le conceda el descanso eterno, y recemos para que los hombres y mujeres de buena voluntad del mundo acojan sus continuas y apremiantes peticiones de paz en Gaza y en el mundo", dijo el padre Gabriel Romanelli, párroco de la Iglesia de la Sagrada Familia en Gaza, según recoje el sitio web Vatican News.
Para el profesor y analista, Carlos Zambrano, la mediación de Francisco siempre fue parte de su postura así como condenar duramente en casos como la invasión a Ucrania. “Este acto no solo es violatorio del derecho internacional sino que desde el punto de vista humano viola todas las las normas de convivencia”.
Para Arias, estas acciones del Papa consisten en una “diplomacia realista”, de llamar las cosas como son, que en el caso de Gaza pasaba por el reconocimiento de dos Estados diferentes.
“La diplomacia Vaticana, igual que la europea, entienden que mientras no exista un Estado palestino viable, siempre van a vivir en un permanente conflicto. Igualmente en el caso de Ucrania, siempre hubo una posición muy diplomática buscando la manera de parar el conflicto y alcanzar un modus vivendi”, dice el analista.
ANA MARÍA RODRÍGUEZ BRAZÓN
CORRESPONSAL EL TIEMPO
CARACAS