Select An AI Action To Trigger Against This Article
Ver el futuro es una capacidad estimable, y entre nosotros ha sido entregada a Úrsula von der Leyen. Es una mujer que vive ya en el porvenir, y por eso nos habla siempre en tiempo futuro. A sus 66 años, ha sobrevivido al ministerio de Familia en Alemania, y al de Trabajo y al de Defensa (sabe de todo), y a dos investigaciones por corrupción. Ayuda mucho a su supervivencia que parezca conservada en ámbar, el día más simpático que tuvo.
La última comunicación de nuestra sibila Úrsula empezaba así: “Seamos claros respecto a las inmensas consecuencias de los aranceles: la economía mundial sufrirá enormemente”.
Se nos olvidaba aclarar que las profecías de la Von der Leyen son todas terroríficas, nunca ve un futuro radiante y con globitos de cumpleaños; todo participa de la penuria y del impuesto, como si el dolor fuera en realidad un tipo impositivo.
Miren a ver: “Las consecuencias serán nefastas para millones de personas”. “Millones de ciudadanos se enfrentarán a facturas de alimentación más altas. Los medicamentos costarán más y también el transporte. La inflación aumentará.” “Todas las empresas, grandes y pequeñas, sufrirán desde el primer día”.
Atiendan a la salmodia, al ritmo desolador con el que va dejando caer el hacha de su palabra; a la frialdad con la que tumba vidas humanas. Ese “desde el primer día” es una puntualización innecesaria, como es también innecesario asustar hasta al dueño de un taller mecánico en Alcobendas. Úrsula consigue que el BDSM tenga atril, sintaxis y éxito. Falta el látigo. Como no mueve un músculo de la cara mientras habla, me la imagino sonriendo.
Úrsula consigue que el BDSM tenga atril, sintaxis y éxito. Falta el látigo
Pero ¿quién es Úrsula von der Leyen? Si usted sale a la calle y pregunta a doscientos peatones seguidos por el cargo que ostenta, doscientos peatones seguidos serán incapaces de responder: la presidenta de la Comisión Europea. Nadie sabe qué hace esta señora que da sustos y latigazos, flamígera institutriz. Tampoco sabe nadie cómo se llega a ser eso que ella es. Úrsula, sus labores; sus catástrofes.
Yo ya me he perdido con los apocalipsis de esta señora, se lo juro. No hace ni un mes, íbamos directos a una guerra, necesitábamos muchas las armas y desfilaban de verde 800.000 millones de euros, que había que fundir a la orden de ya en bombas y metralletas. Antes, nos íbamos muriendo por el sol, el mar, el clima, la lluvia, la falta de lluvia y la mala leche de la meteorología. Y, si todo esto fallaba o te hacía gracia, quedaba el fascismo, siempre de fiar, que amenaza la democracia en Europa porque la democracia no es democracia cuando se vota mal.
Yo ya me he perdido con los apocalipsis de esta señora, se lo juro. No hace ni un mes, íbamos directos a una guerra
Como las catástrofes se suceden tan rápidamente, nunca sabemos si ya ha pasado la catástrofe que dice Úrsula o está por venir, si se solapan la guerra y el arancel y la sequía o van por turnos. Temblamos, y ya no sabemos la razón. ¿Qué hay que temer hoy, en concreto, Úrsula? ¿Todo? ¿Nada? Hasta Greta Thunberg está confusa, ya no sabe qué pintar en su pancarta. Ya no sabe dónde está el dinero que le deben.
Algunos dirán que la crudeza de Úrsula supone dispensar a los ciudadanos un trato adulto, pues nos dice las verdades a la cara. Es al revés. La señora Rottenmeier, la de Heidi, no daba miedo a los mayores, sino a los niños, porque abusaba de su autoridad para que estos no adivinaran que en realidad no tenía soluciones para todo. Cuando necesitas infundir miedo, es que no hay nadie al volante, básicamente no tienes ni puta idea. Los padres y las madres entenderán perfectamente esto que digo.
Las catástrofes de Úrsula son siempre triunfales, pues sólo pueden salir bien. Si no pasa eso horrible que dicen que va pasar, es porque ellos, nuestros líderes, lo evitaron. Compraron armas, subieron los impuestos, negociaron con primor en el último segundo o prohibieron con donosura. Y, si acontece lo peor, ya avisaron ellos de que iba a suceder lo peor, ¿de qué te quejas?
“Miedo y consumo”, dijo Marilyn Manson en Bowling for Columbine que era el conjuro político de Occidente. “Mantén a todo el mundo asustado, y consumirán”. Han pasado casi veinticinco años desde el documental de Michael Moore, y no parece que nadie necesite ya que le metan miedo para consumir sin descanso.
Hoy la consigna no es otra que: “Miedo y más miedo”. Es decir, miedo y vasallaje. Cuanto más asustados estemos, menos resistencia pondremos a los cambios, los castigos, las multas y los abusos y las majaderías. Prácticamente ahora mismo pueden hacer lo que quieran con nosotros.
Ver el futuro es una capacidad estimable, y entre nosotros ha sido entregada a Úrsula von der Leyen. Es una mujer que vive ya en el porvenir, y por eso nos habla siempre en tiempo futuro. A sus 66 años, ha sobrevivido al ministerio de Familia en Alemania, y al de Trabajo y al de Defensa (sabe de todo), y a dos investigaciones por corrupción. Ayuda mucho a su supervivencia que parezca conservada en ámbar, el día más simpático que tuvo.